lunes, 28 de agosto de 2017

"El Gato No Volvió": un devenir sobre andares y decires


Pueden pensarse dos formas de atravesar El Gato No Volvió. En forma discontinua y dispersa deteniéndonos en cada relato y sus particularidades o de forma devoradora, sin pausas, como un todo en sí.

De este primer modo de lectura podría desprenderse un análisis que fuera hondo con cada uno de sus relatos y particularidades. Sus formas y sus decires. Un análisis literario con todas las letras. Pero en estas líneas recorreremos el andar de El Gato en forma global. Como totalidad. Incluso yéndome un poco más allá de El Gato en Sí.

Para comenzar, creo que la totalidad que es El Gato No Volvió vuelve totalmente superadora la lectura de cada una de esas particularidades, que son cada uno de sus cuentos. No da lo mismo leerlos todos juntos, que cada uno por su lado. Hay algo más rondando por ahí. Tal vez ese algo más puede que sea aquello que el mismo Gato salió a buscar y por lo cual No Volvió.

Pareciera que El Gato como entidad universal, podría decirnos mucho más que cada uno de los relatos que allí encontramos. No por un vínculo entre ellos referencial, sino por un ethos que los enlaza en lo que ya podemos llamar “la obra” de Facundo Di Cuollo. La lectura de corrido nos ubica en un plano de continuidad de temporalidades y escenarios diversos.

El Gato así pensado es ecléctico, profundo, heterogéneo.

Con una lectura sencilla y llevadera pero con interfaces filosóficas conceptuales que calan hondo a quien perceptivamente se atreva a sumergirse en él.

Podría decirse que hay algo de oscuridad en esta globalidad de relatos. Pero no es una oscuridad que desestructura o que dispersa, sino una oscuridad desde donde se construye algo, que no nos deja a la intemperie, sino que permite pensar en cómo una subjetividad (siempre fundada en una base material y colectiva) permite construirse más allá y de la mano con la oscuridad que nos acontece y nos da forma.

Hace un momento hablaba de la obra de Facundo. Foucault deconstruye la palabra “obra”, afirmándose en la imposibilidad de ser uno siempre el mismo. Eso parecería llevarnos a una esencialización en donde el autor -para respetarse así mismo- debería mantener un “algo” y por otro lado implaría una disposición de nosotros al leer que debería también ser acorde a ese “deber ser”. Cuestión difícil si pensamos en el movimiento andante de un autor vivo y andante como lo es Facundo.

Saltando entonces por fuera de la magnitud de una obra podemos (re) pensar lo que Facundo viene escribiendo desde Contingencias para acá, o más allá, porque no existe una temporalidad lineal de las producciones. Porque más allá de los puntos de contacto existen diferentes facetas de uno mismo en las propias varias dimensiones por donde se circula y desde donde se decide interpretar/pensar/transmitir el mundo. En el caso de Facundo, las divergencias de sus primeros dos libros y la multiplicidad de relatos y artículos periodísticos que construye dan bien cuenta de esta situación.

Contingencias es anterior a El Gato, pero las particularidades que hacen a El Gato, cada cuento, anteceden y conviven con Contingencias. Tal vez allí podemos encontrar los trazos compartidos que exceden lo literario para ir más allá en un hacer cotidiano.

Desde allí, desde esa ruptura de las temporalidades está lo eclético y heterogéneo de El Gato No Volvió.

Por ahí dicen que somos lo que hacemos por cambiar lo que somos. Entonces la producción de Facundo -más allá de lo literario- se enmarca en una mucho más allá de situaciones en los que el autor es mucho más que un autor, sino un SER ANDANTE en distintos haceres que lo construyen desde cada espacio por el cual circula.

La riqueza de un libro, de un autor, no radica solo en poder escribir algo sino en poder tener una percepción que pueda encontrar algo que escribir. En este caso, esa percepción viene de un andar. De un movimiento fáctico de una vida concreta, de andares múltiples.

De nuevo, desde allí lo profundo, ecléctico y heterogéneo de El Gato No Volvió, que se constituye en una multiplicidad de haceres que solo pueden pensarse cuando se piensa desde una cabeza que piensa y hace en colectivo. El Gato No Volvió como totalidad es una serie magnifica de cuentos pero es también un trabajo colectivo que se retroalimenta desde un laburo de ilustración que redondea las palabras y una tapa que desde su nombre, color, diseño e ilustración invitan a sumergirse en un juego que va mas allá de lo fácilmente perceptible.

Entonces hay algo más que palabras que se articulan en un bello relato. Hay algo más que historias que contar. Hay algo más que ilustraciones. Hay algo más que un andar. Hay una mirada que se decide a registrar en diversos ámbitos, niveles de percepción y capacidades de imaginación. Hay una mirada sensible que se decide a aprehender el mundo y desde esa aprehensión se decide a transmitirlo.

Facundo Di Cuollo, en este con caso con El Gato No Volvió, es algo más que un escritor de relatos atrapantes heterogéneos, eclécticos y profundos. Es una disposición de ser, mirar y transmitir el mundo.

martes, 8 de agosto de 2017

"Nunca habían estado ni la Policía Federal ni la Gendarmería dentro del Hospital Posadas, desde la Dictadura que no había fuerzas de seguridad"



¿Cuál es la situación que están atravesando en el Hospital Posadas?

Nosotros, los trabajadores, desde hace ya unos meses venimos sufriendo todo tipo de persecuciones dentro del Hospital, con las cámaras que se instalaron y la vigilancia constante de compañeros. A lo que se suma que hará cosa de un mes se intentó implementar un cambio de horario para los enfermeros del turno noche.

Los enfermeros del turno noche hacían diez horas noche por medio. Lo que hicieron es querer agregarles dos horas más a cada turno, lo cual está por fuera de la ley. Enfermería tiene determinada cantidad de horas y no puede trabajar más. Ya ni siquiera tendrían que trabajar diez. Quisieron imponerles el trabajo de doce horas, a lo cual la mayoría se negó. Y ahí empezó una serie de persecuciones a esos enfermeros que estaban rechazando el cambio de horario.

Anteriormente, después de los despidos del año pasado, habían hecho un cambio de horario similar con la gente de vigilancia, y en ese momento ellos no habían podido contrarrestarlo porque estaban con el miedo de los seiscientos cuarenta despidos y era “aceptás eso o te echamos”.

Los enfermeros, que no sólo tienen una historia, una tradición de lucha en el hospital, sino que también tienen consciencia de cuál es su función, su trabajo. Ellos por una cuestión de idoneidad en su trabajo no pueden trabajar más de las horas necesarias. Imaginate un enfermero que está atendiendo un paciente estando dormido, por ejemplo, o sin descansar el tiempo suficiente. Entonces, como ellos se negaron, se los empezó a perseguir, a controlar, a sancionar, hasta que llegó al despido de un enfermero que ni siquiera era de ese mismo turno pero sí se estaba solidarizando con ellos.

Por supuesto que Enfermería presentó recursos de amparo, además de hacer la pelea no sólo legal sino también con movilización, con asambleas, con algunas pequeñas medidas de fuerza en principio, y a eso se le fueron sumando otros hechos que se dieron en el Hospital. Ustedes habrán tenido noticias de que hace, más o menos, quince o veinte días, hubo una especie de militarización del Hospital, habían llenado todo el predio de gendarmería y de policía federal. Esto nosotros lo denunciamos, principalmente, por las redes sociales, y a los organismos de Derechos Humanos.

¿Cuál fue la excusa oficial para la militarización del predio?

Nunca habían estado ni la Policía Federal ni la Gendarmería dentro del Hospital, desde la dictadura que no había fuerzas de seguridad. En principio, las trajeron por una cuestión, y lo voy a decir entre comillas, de “seguridad para los trabajadores y los pacientes”, y quedó demostrado que era totalmente falsa esa postura, porque no sólo siguieron robando. Hubo casos de robos dentro del Hospital, hubo un incendio de tres coches. En cuanto a seguridad, no resolvieron nada, y sí los usaron para perseguir trabajadores. Incluso, sé de gendarmes que no dejaban a las enfermeras salir a comprarse comida, no las dejaban salir de su lugar de trabajo. Que te controlen en tu trabajo, sea un gendarme, es casi inédito.

El disciplinamiento de que una persona propia del Hospital no te permita moverte es grave, pero que ya una fuerza de seguridad lo haga ya es peligroso.

Claro, es peligrosísimo. A raíz de eso, cada vez se fue intensificando más también la protesta de los trabajadores. Ahora cuando se dio el aumento a los estatales, ése que se dio de un 20% en tres cuotas, a los que tenemos contrato Posadas no se nos pagó la cuota que nos correspondía, aduciendo que nuestro contrato no existe más, que si queremos tenemos que confirmar otro contrato más precarizador, o si no irnos. Incluso con amenazas de despido, de persecución.

El clima que se vive en el Hospital es que están queriendo meter miedo, todo el tiempo hablando de despidos, de listas de despidos, de mil, de seiscientos, de doscientos y así, hacen correr rumores, y es dar mucha inseguridad, digamos, en ese sentido hasta jurídico, te diría.

Estos despidos con los que vos mencionás que se amenaza, ¿tendrían que ver con una cuestión de ajuste o con una medida claramente disciplinadora de tomar gente nueva que sea ajena a toda la lucha que se viene dando en el Hospital?

Por un lado, necesitan recortar gastos porque ellos aclaran que hay cosas que son recontra justas que se reclamen, que se tienen que pagar pero que no hay plata para pagarlas. Por un lado está el recorte a como dé lugar. Van a tratar de achicar presupuesto tercerizando servicios, creo yo, o cerrando otros. Y, por el otro lado, principalmente es disciplinar a todos los que quedan. Despiden una tanda y, los que quedan, siguen perdiendo condiciones laborales. Esto no va a terminar en las doce horas de enfermería de noche. Después van a ser doce horas para enfermería de día, y después van a ser no sé cuántas horas para el resto de los servicios. Y al que no le gusta, se va. Te lo dicen así. Y si no, los echan, directamente.

Tras la jornada del 27 de Julio ¿recibieron respuesta de algún tipo?

No, no recibimos una respuesta explícita. Sí es cierto que estaban bastante preocupados. No se esperaban que fuera a ser toda una movilización importante. No sólo había muchísimos trabajadores del Hospital, de diferentes turnos, de diferentes sectores, sino que también vinieron de otros lados a apoyar esta lucha. Vinieron del Hospital Garrahan, del Ramos Mejía, vinieron trabajadores despedidos de PepsiCo, de organizaciones vino la CTA (Central de Trabajadores de la Argentina), la CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires), la FESPROSA (Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina), el movimiento Barrios de Pie... Vinieron muchas organizaciones. La comunidad, los pacientes se solidarizaron, y en la movilización a Ramos tuvimos la adhesión del barrio, de toda la comunidad. Eso es contra lo que estamos peleando cada día, y estamos teniendo respuesta en el resto de la gente, y eso es lo que ellos no quieren. Pretenden aislarnos, hacernos quedar como vagos, que no queremos trabajar, cuando en realidad estamos peleando por nuestra fuente de trabajo y la salud pública. 

¿Cómo es la situación del resto de los hospitales de la Provincia de Buenos Aires? ¿Qué es lo que se sabe al respecto?

Nuestra situación es muy particular porque somos el único hospital nacional de semejante tamaño. Tenemos cinco mil trabajadores y atendemos a más de cinco mil pacientes por día. Tenemos todas las especialidades y eso no pasa en ninguna otra parte del país. Dependemos de Nación, pero en el resto de los hospitales de Provincia, la situación es, por lo menos, similar. Tienen mucha falta de insumos, hay falta de medicamentos, no se están entregando medicamentos básicos como los oncológicos, y la insulina a los diabéticos. Cosas muy básicas que no están habiendo. No hay vacunas, se están suspendiendo cirugías por falta de insumos. La situación es de muchísima precariedad. La verdad es que, ya de por sí, nuestro Hospital siempre fue un hospital de referencia, donde lo que no se podía solucionar en otro lado se solucionaba en el Posadas. La gente lo sabe, la comunidad lo sabe. Pero lamentablemente vienen para destrozar todo, desde los hospitales provinciales hasta nuestro Hospital.

Por suerte la gente se solidariza, porque estamos hablando de un hospital muy conocido a nivel zonal, a nivel regional y a nivel nacional. Estamos hablando del Posadas, pero en otros establecimientos de salud debe estar ocurriendo lo mismo, en distinta medida, en forma gradual. Hay una cuestión de planificación, de desarmar, de desarticular desde lo que sería incluso lo sindical, lo gremial. Esto de estar despidiendo gente debilita la fuerza desde el punto de vista sindical y gremial, y de los derechos laborales adquiridos. Además de los derechos del trabajador, en los derechos de los pacientes a una salud digna, a una atención, en el Estado que tiene que estar como garante frente a una necesidad básica como es la del acceso a la salud.

Te digo que ellos hablan de una salud al estilo de Chile, donde la salud está totalmente privatizada. Nosotros creemos que la idea que tienen de lo que quieren hacer con el Posadas es, primero, reducir personal para después, como no van a dar abasto a las prestaciones, tercerizarlas, o sea, privatizarlas.

Está bueno pensar este punto de la tercerización con otras cosas que están sucediendo a lo largo y a lo ancho del país como, por ejemplo, el tema de las trabajadoras de limpieza de la Universidad de Comahue, que son despedidas bajo el propósito de tercerizar. En todos los espacios está sucediendo lo mismo.

En el Hospital, Limpieza hace muchísimos años era privada, con grandes negociados, y los trabajadores de limpieza cobraban muy poco. Muchas veces no les pagaban el sueldo, directamente, ni el aguinaldo. Después de una pelea muy grande, en el 2005 se logró incorporar esos compañeros al Hospital, que sean trabajadores del Hospital, que se les pueda dar la formación necesaria para hacer la limpieza en un hospital que no es cualquier lugar como por ejemplo  quienes limpian quirófanos ol os que limpian en los laboratorios, de alta complejidad. Es un trabajo que tiene que ser muy específico. Finalmente, después de los despidos del año pasado, metieron la empresa privada del hermano de Darío Silva, dirigente de ATE Morón, de los dirigentes de UPCN, que estaban arreglados con la dirección de alguna manera, para permitir que entre la empresa privada de limpieza. También estaba la amenaza sobre otros servicios; hasta ahora pudimos frenar el resto de los servicios, de los sectores. Están con toda la idea de buscarle la vuelta a ver cómo pueden hacer para tercerizar vigilancia, alimentación. Y van a ir tercerizando así incluso los servicios de diagnóstico y tratamiento.

Es importante pensar que, tal vez, para una persona ajena que piensa cuál es la diferencia entre algo tercerizado y algo que es propio del Hospital tiene que ver, con una herramienta de lucha y de desarticular los espacios de unión dentro de las diferentes instituciones. Porque no es lo mismo, frente a diferentes espacios tercerizados por diferentes empresas, no hay un marco común legal, no hay un marco hasta a veces sindical. Se desarticula completamente todo. Como decíamos al principio, hay un efecto disciplinador detrás de una tercerización.

Claro, es como una prueba piloto que están haciendo en el Hospital, y a su vez es disciplinador, porque es un hospital que tiene una tradición de lucha histórica, de años de lucha, desde que se creó el Hospital. Quisieron desguazar todo eso. Pero además, lo que hay que explicarle a la comunidad es que a lo que ellos apuntan es a arancelar la atención en el hospital público. Que ya no va a ser más público y gratuito sino que va a haber que pagar un bono o tener un certificado de pobreza, o tener obra social. Y si no, no te vas a poder atender, como pasa en Estados Unidos, en Chile y en otros países.

Karina, ¿próximas medidas de lucha, o reuniones, o alguna cuestión importante para informar?

Nosotros estamos tratando por todos los medios de no salir todavía con un paro, por ejemplo, porque sabemos que los pacientes son quienes más sufren este tipo de medidas de fuerza. Lo que pasa es que cuando vos empezás a hacer, a reclamar, y no te escuchan, no te escuchan, cada vez tenés que ir aumentando, aunque no quieras, para que se pueda visibilizar el conflicto y te reciban, por lo menos. Ni siquiera, hasta ahora, hubo alguien que nos reciba. Los directivos están cerradísimos. Ellos vienen a cumplir una función y no les importa nada. Y después de eso, se van a ir, y vendrán otros, y así cada gestión que se viene. Nosotros estamos más precarizados, perdiendo derechos, y también los pacientes van perdiendo derechos y atención digna.

¿Nos querés recordar la página de Facebook para la gente que quiere estar al tanto?

Sí. Nos pueden seguir por “Hospital Posadas, la lucha continúa”. Es nuestra página de Facebook. Nosotros ahí vamos subiendo todo lo que se va dando, la agenda de la semana, las asambleas, las movilizaciones que hacemos, fotos... Y también pueden mandarnos mensajes. La verdad es que necesitamos de toda la comunidad. Me pasa de hablar con muchísima gente que no trabaja en el Hospital y te dicen “mi vida también pasa por el Hospital, porque yo siempre me atendí ahí”, o “mi hijo nació ahí”, o “yo nací ahí”. Hay muchísimas de esas historias. Lo que pedimos es la solidaridad de los pacientes, de la comunidad. Les agradezco a los medios de comunicación que son, quizás, alternativos o no tan masivos, porque son los que nos están ayudando a difundir y a romper este cerco mediático porque, además, estamos contra una campaña mediática que es la de desprestigio de los trabajadores del Hospital.

Entrevista realizada el 27/07/2017 por Paula Daporta y Pablo Núñez
para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
Jueves de 21 a 23 hs por www.radiobarbarie.com.ar



domingo, 6 de agosto de 2017

"El gato no volvió": Una perspectiva psicoanalítica



¿Cómo abordar lo real, si justamente es aquello que resiste a la representación? ¿Cómo franquear los límites del lenguaje a través del lenguaje?

La propuesta de Facundo Di Cuollo es abordar la complejidad de temáticas como el tiempo, la muerte, el sinsentido y el horror, recorriendo el linde significante a partir del recurso simbólico, advirtiéndonos siempre que este abismo nunca podrá obturarse completamente. Sin embargo, es justamente esta consciencia de imposibilidad, de permanencia en lo negativo, lo que posibilita el surgimiento del sujeto en cada interpretación, es lo que tracciona al lector a la creación de significados propios para interpretar y construirse en el devenir de cada historia.

Bajo el semblante de multiplicidad, los once relatos confluyen bajo una trama en común, cuyo protagonista es el conflicto mismo. Conflicto inherente a estar amarrados a la vida y a la palabra. "Todas las historias son una misma historia", es así como Facundo Di Cuollo nos invita a un tipo de lectura (entre muchas posibles) en gestalt.

Eros y Thánatos en tensión dialéctica se ponen de manifiesto en los títulos: "La increíble historia de María E." y “Druidesse". En ambas, lejos de encontrar una síntesis, la contradicción se presenta infranqueable.

La brecha que ya se encontraba presente en su obra anterior ("Contingencias – Una Novela Punk") es retomada en la presente obra, "El gato no volvió". Sin embargo, en su primera novela el conflicto es yugulado mediante el concepto de “eterno retorno”, donde la vida y la muerte pasan a ser conceptualizados como dos caras de la misma “moneda cósmica”, donde una sigue a la otra en un ciclo constante e ininterrumpido, y esta maniobra concede al lector la esperanza de un porvenir después de la caducidad del cuerpo.

Este recurso se muestra incapaz -en el presente título- de sobrevivir a los avatares de lo real, y Thánatos logra imponerse, ya que, al fin y al cabo, el gato no volvió -ni volverá-.

“La increíble historia de María E.”, asimismo, horada poéticamente en la dinámica del deseo, donde la imposibilidad de encontrar satisfacción plena, producto de la prohibición, asienta las bases de la pulsión en constante devenir.

La tensión entre la vida y la muerte es abordada en el cuento "El hijo del vampiro" a partir del concepto de “goce”, placer que se complace en el dolor -dolor infinitamente placentero-, espacio que excede el principio del placer; mientras que la discontinuidad entre la cosa en sí y el universo simbólico es plasmada en "El enigma del genio" donde incisivamente pone al descubierto las limitaciones del lenguaje para abordar la realidad en su totalidad (si es que existe la cosa en sí más allá de la interpretación), quedando por fuera un resto de realidad del que somos incapaces de pensar, aquello traumático que resiste a nuestros recursos simbólicos e imaginarios.

Lo real, el sinsentido y la angustia ante lo siniestro se vislumbran sin filtros en  “27 de mayo” y “El equipaje”. En ambas historias, Facundo Di Cuollo insta al lector a tomar posición y responsabilidad ante el costado más oscuro de nuestra historia, comprometiéndose a mantener vivo aquello que NO PODEMOS OLVIDAR.  Como sostiene Eduardo Galeano: “El miedo seca la boca, moja las manos y mutila. El miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer nos reduce a la impotencia. La dictadura militar, miedo de escuchar, miedo de decir, nos convierte en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de amnesia; pero no se necesita ser Sigmund Freud para saber que no hay alfombra que pueda ocultar la basura de la memoria” (E. Galeano, “El libro de los abrazos”).

Lo ominoso es convocado en "Intransigencia", "El equívoco" y "El perro de madera", donde lo conocido y familiar es subvertido en territorios ajenos e irreconocibles. La noción se exhibe sagazmente en este último relato, en el momento en que aquello estático y presumible se trastoca en algo cambiante e impredeciblemente vivo, mientras que el horror  y la muerte se filtran en la cotidianeidad de los dos primeros relatos nombrados.

La frontera entre ficción y  realidad trastabilla en los relatos "Siempre me gustaron los pájaros" y “Katabasis”, a partir de los cuales aquello que debiera ser no se cumple, para dar paso a lo maravilloso, que invita al asombro ante la imprevisibilidad de la vida misma.

El lenguaje metafórico de los relatos -con toda su ambigüedad simbólica- posibilita abrir el juego de interpretación, y, lejos de coagular significados, abren un espacio al lector para pensar e interpelar significados propios.