Carolina nos abrió las puertas de su casa y nos
permitió adentrarnos en su micromundo, en su refugio. Enmarcadas en un patio
que incluye huerta, sentadas en una mesa cubierta con las artesanías que estaba
armando con piedras, alambres e hilos. De un vistazo, ni bien llegadas, sabíamos
que lo que desandaríamos no sería una historia de humillación y violencia sino
de empoderamiento y reconstrucción.
Eso nos llevamos. Con eso nos quedamos. Eso
socializamos.
Carolina Luján es la primera denunciante de Cristian
Aldana (Voz y líder de “El otro yo”), quien se encuentra detenido desde el 21
de Diciembre en el Penal de Marcos Paz bajo la carátula de Abuso Sexual Agravado
y Corrupción de Menores contra al menos siete mujeres.
¿Cómo te llega la noticia de que Aldana estaba preso?
Estaba en el colectivo yendo
a comprar los ingredientes para hacer pan dulce para la Navidad. En ese momento
sonó el teléfono. Me estaban llamando de la querella, porque yo soy una de las
tres querellantes dentro de la causa. Me avisa la abogada: “lo logramos, está preso”. Casi me muero.
De hecho se enteró todo el colectivo porque grité “¡gracias, gracias, gracias!”. No lo podía creer, fue un shock. Me
dieron muchas ganas de avisarles a mis compañeras y a mis amigas, porque la
querella no se había podido comunicar con ellas. Así que cargué el celular y
empecé a llamarlas para avisarles, y fue muy loco.
De a poco voy cayendo cada
vez más, y se van ubicando más las cosas, con este suceso y con todo, porque
forma parte de toda una historia de vida, también. Es muy impresionante, es
como al fin un respiro. Estábamos igualmente a la expectativa porque era una
preventiva, no se sabía si iba a quedar preso hasta el juicio o no, si era sólo
para indagarlo o no. Porque lo que había sucedido es que nosotras durante todo
este año estuvimos laburando un montón con “Ya
no nos callamos más”, que es la proclama que yo utilicé para la pancarta; y
después Charlie y Felicitas cuando armaron el blog con otras compañeras más
utilizaron la misma proclama. Estuvimos dando charlas por universidades,
escuelas, centros culturales, armando encuentros y visibilizando durante todo
el año no sólo nuestro caso sino también el de las otras compañeras: las
denunciantes de Carrasco, de Palma, de Miguel del Pópolo, y de muchos más. Y también
creando un espacio para que todas podamos contar nuestras historias y que se
genere ahí una reciprocidad, una hermandad, una liberación también, y una
visibilización ante todo. Así que fue el resultado de todo este año de mucho
laburo, y también el resultado de muchos años de laburo independiente de cada
una. Y personalmente, bueno, desde que hice la pancarta y desde que hice las
tres primeras denuncias en 2010.
Estábamos a la expectativa,
creo que a los tres días de esto, yo estaba feriando en Centenario y me llaman
de C5N. Me dicen que me querían hacer una nota en vivo, si podía ir al canal.
Les dije que no, que estaba feriando y me dicen “bueno, mandamos un móvil”. Me sorprendió, porque todavía yo no
sabía que había salido el fallo. Y en vivo y en directo Mauro Zeta me lee el
fallo y bueno, se ve en la nota, fue una emoción muy grande. Primero porque
escuchar a un juez, sabiendo lo que es esta justicia patriarcal y habiendo
tenido la experiencia tan mala que tuve en 2010, tanto en la comisaría de la
Anti-Mujer de Morón como también en CABA. Escuchar esas palabras de un juez
para mí fue “guau, esto realmente es un antes y un después”. Está marcando un
precedente que es para todo el movimiento, ¿no? Porque si esto se está logrando
con una persona se tiene que lograr absolutamente con todos los violentos,
abusadores, violadores y femicidas. Esto es muy importante que lo tengamos en
cuenta. Por eso el logro es colectivo.
Cuando todos estos años
estuve hablando con otras compañeras y personas que han vivido situaciones
similares -o iguales, o peores-, siempre había como una reciprocidad y un
entendimiento. Pero cuesta un poco más cuando la otra persona o está cegada de
ver la violencia que vive en el día a día, o simplemente no tiene empatía. Y
escuchar esas palabras de un juez, tan detallado, tan claramente, tan como
nosotras lo vivimos. Porque es real, esta persona se abusó de su condición de
ídolo, “El otro yo” es una red de corrupción de menores, dentro del rock
argentino hay también una corrupción, una red cómplice, una red que actúa.
Porque él no es el único abusador, hay muchos más, no es el único violento. Entonces
fue como…“al fin”.
Pienso en esto que decís, “sabemos que tenemos razón, pero que te
lo diga desde afuera alguien que forma parte del sistema opresor es como decir…
¡guau!” Avanzamos diez casilleros para visibilizar, para reconocer, y de alguna
forma en el proceso de reconstrucción. Porque el proceso de reconstrucción es
interno, pero si hay un reconocimiento desde afuera vuelve a ser más vivible tu
vida, más vivible la vida de los demás.
Realmente es muy feo contar
tu historia. Por eso reivindicamos toda forma de denuncia: agarrar los
aerosoles, hacer fanzines, hacer encuentros. Porque la realidad es que no es
lindo ir a denunciar: el proceso es lento, es doloroso, es revictimizante, la
justicia es patriarcal, es machista, eso es una realidad. Siempre desde ese
lugar de alerta, entendiendo en qué sistema nos estamos moviendo y que la lucha
es contra eso. O sea, contar nuestras historias, hablar, rompe ese sistema
putrefacto machista. No es solamente una liberación personal; es ayudar a
desentramar y a transformar esto, a deconstruirlo. Porque claramente no sirve,
nunca sirvió y no va a servir. Entonces desde ahí es como tomar la importancia
de lo que es hablar. Y desde ese habla y desde esa expresión, también estar muy
alertas las personas que tomamos la palabra y decidimos exponer nuestras
historias y denunciar. Porque no es sólo una denuncia a una persona, es una
denuncia a un sistema, a una justicia, a toda la construcción heterosexual
hegemónica, es toda una construcción y no es uno solo el responsable: uno es el
perpetrador, pero hay toda una sociedad que está dando vuelta la cara
sistemáticamente ante estos casos, desde lo más pequeño como en un colectivo
cuando te tocan el culo, hasta lo más grande como es un femicidio o una
violación. Y esto se ve adentro de las casas, fuera de las casas, en todos
lados, en la televisión. Entonces, si yo estoy haciendo esta denuncia, a mí me
parece muy importante ser lo más consecuente posible con todo lo que estoy
diciendo. Y desde ahí es mi lucha personal y mi aporte individual a la gran
trama que se está gestando mundialmente. Me parece que es muy importante eso,
estar muy alertas a nosotras mismas para poder combatir eso de ahí afuera. Porque
la primera guerra que tenemos es contra nosotras mismas cuando no nos queremos,
cuando nos revictimizamos. Todo eso que genera esa violencia de afuera, genera
también un autocastigo dentro, y es muy difícil salir de ese círculo. Lleva
todo un proceso la autovaloración, el respeto propio y el ser consecuentes con
eso por lo que vamos a luchar. Para poder salir a luchar contra todo esto,
claramente hubo antes todo un proceso individual para poder estar de pie. Porque
si no estaría destrozada, como lo estuve. No sé cómo hubiera sido si esto me
hubiera pasado en 2010 cuando hice las primeras denuncias, tenía veinte años, y
no sé, no lo podría haber manejado realmente.
A todas las compañeras que se
animan y toman las fuerzas para poder esbozar sus historias, que sepan que hay
toda una gran comunidad de personas hermosas en el país y en todo el mundo,
feministas, donde van a encontrar apoyo, hermandad, un sostén para poder hacer
ese otro trabajo que viene después de dar la palabra, que es curar la herida. Y
darnos cuenta del poder que se genera cuando se toma la palabra, y tu historia
ya no es una carga, sino un motor para dar fuerza a otras personas. Eso es
bellísimo y muy reparador también.
Desde 2010, cuando empezaste a denunciar, hasta hoy… ¿Notás que
hubo algún cambio significativo en cuanto a los procesos, a lo que representa
ir a hacer una denuncia, presentar declaración, etc.?
Estamos en un momento
histórico en el que hay una polaridad muy grande. Por un lado, la opresión
llegó a un punto tal que tuvimos que salir a las calles y en este último Encuentro Nacional de Mujeres fuimos
cien mil aproximadamente, todas bajo la misma bandera que es “basta, esto no lo queremos más y no vamos a
aceptarlo bajo ninguna forma y bajo ningún pretexto”. Y al mismo tiempo
ganó Macri, que es una realidad que nos está atravesando en el día a día. Todo
está saliendo, como un volcán, está saliendo toda la basura afuera: el racismo,
la discriminación, el sexismo. Y estamos en ese momento en que, desde mi
humilde lugar, me parece que la mejor herramienta es ser muy consecuentes con los
pasos que damos en el día a día. Entender y saber que estamos en un momento
histórico de quiebre, en el que lo que siempre se supo y lo que siempre se vio
como algo naturalizado (por miedo, por silencio, por una cultura de la
violación, por un montón de razones) hoy se está diciendo “NO”. Y se está
accionando para que eso no siga sucediendo. Y esa es mi utopía, es mi sueño, yo
no quiero que esto le suceda a nadie más, cada historia que compartimos es
desgarradora. Y nadie se lo merece, nadie se merece vivir bajo esta opresión y
bajo este sistema nefasto en que vivimos. Pero bueno, es importante eso: verlo
e ir transformándolo día a día, y en cada paso.
En tu caso particular, esta sanación o este inicio de un proceso, va de la mano con un proceso histórico ¿en qué momento a vos “te cae la ficha” y te das cuenta de que lo que te estaba sucediendo no era normal, que no estaba bien?
Tiene que ver con la
importancia de esos pequeños gestos, de estar ahí, de escuchar y estar alertas.
Porque, por ejemplo, yo tuve una banda toda mi adolescencia, desde los trece
años. Hoy escucho las canciones y yo estaba gritando a viva voz que me ayuden,
mis canciones eran muy explícitas, las letras eran muy explícitas. Yo creo que
el momento de darme cuenta se dio porque hubo toda una secuencia atrás de
pequeños actos de personas que me rodeaban. Me acuerdo de un amigo que me dejó
de hablar porque veía la situación, y me decía “algún día me vas a entender”, hoy después de todo esto se volvió a
conectar conmigo.
Mi niñez fue atravesada por
la pobreza. También fue atravesada por el machismo, porque mi padre dejó a mi
madre cuando estaba embarazada y ella tuvo que salir a trabajar (una historia
que lamentablemente vivimos muchas personas). Hubo una situación de
vulnerabilidad, y hubo situaciones de violencia también en mi niñez.
Cuando tenía catorce años iba
contándole (a Cristian Aldana) todas estas cosas: que no tenía papá, que había
sido abusada y él toda esa información que me iba preguntando (porque los
psicópatas actúan así, te van sacando información de a poco para después
manipularte a través de eso) en vez de usarla para actuar como una buena
influencia, la utilizó para menospreciarme aún más. Eso se vio muy claro cuando
convivimos. Y el “click” creo que fue
que dentro de todo eso hubo personas que se acercaron, y en algún momento me
dieron un abrazo, y en algún momento me dieron su apoyo, y de algún modo
estuvieron ahí. Eso es muy importante, muy crucial en todo esto. Una
demostración aunque sea mínima de cariño, salva vidas, te salva la mente. Hay
un sostén, hay una referencia. Si yo no tengo una mínima referencia de cariño
cómo voy a salir de una situación así, cómo no voy a estar sumida en ese dolor
o en esa depresión, cómo no voy a volver a repetir la historia...Muchas
personas que fuimos abusadas en nuestra niñez después terminamos en relaciones
violentas por toda esta situación de vulnerabilidad que el psicópata aprovecha.
Entonces ahí nos damos cuenta de que el problema es social, y de que todas las
personas tenemos responsabilidad de todos los hechos de violencia que suceden
en este entramado que todos estamos alimentando día a día con nuestras acciones.
Yo no puedo decir “eso le pasó a mi
vecino, y yo no tengo nada que ver”. Porque soy cómplice cuando prendo la
tele y consumo a Tinelli, cuando consumo toda la estructura que me está
oprimiendo y no la estoy cuestionando. Por eso hablo de ser consecuentes y de
estar alertas, de escuchar a las personas que nos rodean, de escuchar a esas
niñeces. Yo no digo que vamos a ser salvadores ni salvadoras de nadie, pero sí
tener la conciencia de que tenemos una cuota de responsabilidad y de que
realmente podemos aplicarla en todo momento y en todas las situaciones. Transformar
esto es una responsabilidad de todos. Y no es sólo en las calles, es en las
calles y es adentro de las casas.
Es el juego que se da entre lo público y lo privado. Una no está
ajena a la posibilidad de “cruzarse con un loquito” y que le pase algo. Pero la
mayoría de estos casos de violencia vienen de nuestro entorno más cercano.
Vienen, como vos nos decías, de la niñez, de formar una pareja. Es esta mixtura
de lo público y lo privado que se tiene que desvanecer en este sentido.
Es un proceso, también es ir
allanando el terreno. Porque yo estoy pudiendo decir esto gracias a que mi
generación anterior hizo otras cosas, y la anterior otras cosas, y la que sigue
hará otras cosas.
También les quería compartir
que la persona que abusó de mí cuando tenía cuatro años, que se llama
Maximiliano Espina, hoy está preso en la preventiva. Y ayer me enteré de que
está preso en Marcos Paz también, con Cristian Aldana. Así que para mí personalmente
eso también es todo un suceso revolucionario. Estoy muy agradecida a las
personas que lo denunciaron, quienes lamentablemente fueron víctimas también de
esta persona. Les costó mucho romper el silencio. Y con esto quiero desmantelar
todo esto que sucede dentro de la sociedad familia, que también es otro estado
que hay que transformar definitivamente, por la importancia de lo que sucede
detrás de la puerta. La importancia de hablar, de expresar, porque estamos abriéndoles
puertas a muchas personas para sacarse eso de encima. Yo no soy víctima hoy. No
somos más víctimas de estas personas. Fuimos víctimas. Hoy somos personas
empoderadas que estamos dispuestas a cambiar eso que nos oprimió, para poder
liberar el camino a nosotras primordialmente, y así a todos y todas
colectivamente. Expresar realmente resignifica, sana, cambia. Y realmente es
revolucionario hoy en día tomar la palabra sin miedo, sin vergüenza, y sabiendo
que hay un montón de personas que te van a estar apoyando. La cultura de la
revictimización la estamos combatiendo día a día con nuestra palabra, con
nuestra fuerza. Y cada vez más gente abre los ojos; ahora con el video, con el
fallo y con Aldana preso esperando el juicio. Es impresionante la cantidad de
ex fans que me han escrito pidiéndonos disculpas, diciéndonos lo cegados que
habían estado. Es un proceso, yo realmente no los culpo, pero llamo a la
reflexión y a que abramos los ojos. Porque cerrar los ojos se cobra vidas,
cerrar los ojos mata a gente.
Hace un momento mencionabas el caso de Dante Palma, cuya denunciante es Julieta. Vos estabas dentro de una comunidad de fans de un determinado grupo. Ella, en el paralelo, estaba dentro de una agrupación política donde supuestamente uno está contenido dentro de determinadas redes, pero la palabra se diluye en la figura del líder musical, del referente político ¿Qué pasa con ese entorno?, ¿cómo es el proceso con el entorno de la banda, con los fans, con los músicos, con la hermana de Aldana?
Para mí es muy importante poder
discernir y alejar a toda persona contaminante de tu alrededor, porque son las
que te ponen la cara. Prefiero tener a dos personas a mi lado, pero que esas
personas sean de calidad, y no que me estén machacando y revictimizando
constantemente. En concreto, hay dos mujeres de las que no me olvido más. A una
le cuento en los camarines del teatro de Lacroze que habíamos vivido una
situación violenta, que yo estaba cansada, me acuerdo que me puse muy mal y le
conté que me había golpeado y ella me agarra la mano y me dice: “bueno, tranquila, vos tenés que entender que
él está con mucho trabajo, que está muy estresado”. Le cuento a otra chica
y me contesta “ay, no me cuentes más, que
me hace mal y tengo ganas de retarlo”.
Mucho después, cuando
estábamos en el último período de convivencia, donde la violencia ya era
terrible, hubo una secuencia: una situación en la cual Aldana me golpea, me
viola, me dice un millón de aberraciones, todo con una locura de llanto, de
pegarme mientras me decía “te amo”. Tocan el timbre y era un compañero de él,
de la Unión de Músicos Independientes. Esta persona entra al departamento, yo
estaba llorando desconsolada (imaginate mi aspecto, acababa de ser golpeada y
violada). Aldana le da las llaves del departamento, le dice “tomá, hacete cargo, no me la aguanto más”,
y se va, me deja con esa persona ahí. Yo le digo que me quería ir para la casa
de mi mamá. Y me dice “bueno, andá al
baño, lavate la cara”, yo llorando sin parar, colorada y golpeada. Esa persona
me acompañó hasta la estación de Once, me compró una gaseosa. Me dijo “tranquila, relájate, Cristian está muy
estresado, él me hizo muy bien a mí, es mi mejor amigo, ya se le va a pasar”.
Me dejó ahí y yo me tomé el tren en shock hasta lo de mi mamá. Esa persona
obviamente va a tener que dar explicaciones en la justicia. Y seguramente lo
encubra, porque la Unión de Músicos Independientes es un espacio encubridor, es
un espacio revictimizante, es un espacio que nada tiene que ver con la música independiente
ni con los logros independientes, que es una mentira. Loco, armen otros
espacios que no los sostengan abusadores ni encubridores de abusadores. Lo
siento mucho si les quita trabajo a muchas personas. A nosotras nos quitó la
inocencia y muchas otras cosas mucho más importantes que un dinero mensual.
La carátula contra Aldana es “corrupción de menores”, ¿hay chance
de que más personas terminen procesadas o en prisión? Nos contabas que vos lo
conociste porque en un recital alguien de su entorno te preguntó si querías
conocerlo y los presentó.
Cuando la UFEM pone ese
título, esa carátula “corrupción de menores”, a mí me cerró todo. Yo siempre lo
había visto, pero no le había puesto un nombre. Ese es un proceso también, ponerle
nombre a las cosas que te suceden para poder ubicarlas y acomodarlas.
Va a tener que ir mucha gente
a declarar. Si van a ir presos, no lo sé. Ojalá. Porque varias personas se
merecen ir presas. Porque nuestra vida vale y lo que hicieron con nosotras no
es gratuito. Ojalá vayan presas todas las personas que tengan que ir presas, no
sólo en este, sino en todos los casos. En este caso nombramos a un montón de
personas, de bandas, de gente de la Unión de Músicos Independientes, y gente que
trabajaba con él, sonidistas, etc. Bueno, toda esa red obviamente está en la
declaración. La persona a la que estamos denunciando por violación, por
corrupción de menores, por abuso sexual, por contagio de enfermedad, por
golpes, por manipulación, por abuso psicológico, es Cristian Humberto Aldana. Y
en su declaración, un montón de personas que accionaron para que esto sea
favorable. Ojalá que tengan también su castigo. Ojalá. No lo sé, la verdad.
Está declarado, pero no lo sé.
¿Cuál viene siendo en este tiempo tu relación con los medios? ¿Cómo
ves (y sentís) que cubren este hecho, cuál es la perspectiva con la que lo
tratan?
Yo apagué el televisor hace muchos años. Me
parece que no sirve para mucho, dado y utilizado como se utiliza, en su
mayoría. Y también hay un doble discurso, en contra de la violencia de género,
pero te corto la tanga en vivo, y revictimizo de una forma, y humillo y trato
de objeto. Entonces hay un doble discurso muy grande, que es esto que está
sucediendo: la mierda está saliendo, la estás viendo. Estás acostumbrado a una
cosa que para cambiarla hay que tomar decisiones, y a mucha gente le cuesta
tomar decisiones porque están muy cómodos.
Trato de elegir muy bien a
quién darle una nota y con quién expresarme. También me parece importante que
todas las personas que se abren a dar alguna nota periodística siempre estén
alertas a tener el control del manejo de la situación, para que no sea una
alimentación de morbo, o no sea lo que el medio quiera, y empezar a
empoderarnos de ese modo. Y creo que si el caso este se está viendo desde una
perspectiva bastante coherente, es gracias a todas nosotras, gracias al
movimiento y a las denunciantes que le damos esa coherencia. Porque del otro
lado obviamente siempre están las ganitas del morbo, porque es lo que vende.
Entonces la coherencia la damos nosotras, y por eso es tan importante sabernos
fuertes, estar acompañadas y estar todas juntas. Sola no se puede.
Entrevista realizada el 11/12/2017 para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)
La entrevista completa en formato audio puede escucharse en http://ar.ivoox.com/es/entrevista-a-carolina-lujan-caso-cristian-aldana-audios-mp3_rf_16285490_1.html
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