Susy despliega una a-normalidad que interpela.
Auténtica, impactante, artista y artivista. Nos cuenta sobre el mundo del arte
"que será complicado, que será
bastante rebuscado, pero si hay algo que no hace es expulsar; todo lo contrario:
abraza la rareza, abraza todo lo distinto".
Se mueve, Susy, por ese mundo al que también ella
abraza con su artivismo, con canciones y poesía; con su cuerpo y con su alma.
Susy Shock es cantora de música popular,
actriz, poeta y activista trans ¿Con qué te identificás más de todo esto?
Con todo eso. No hay una parte sola que sea más
importante que lo otra. Tiene que ver, en todo caso, con el arte y con un modo
de mirar el mundo. Hay una palabra que está dando vueltas, “artivismo”, y que también me gusta
mucho. Porque sobre todo es poner en confirmación que el arte es un hecho
político, cualquier arte que hagamos. Entonces somos seres políticos. En una
época donde parece que volvió a ser mala palabra decir que somos políticos y
políticas, está bueno reconocerlo.
¿Cómo
comenzó tu relación con el teatro?
A los catorce años empecé con el teatro, que siento
que es el gran canalizador, el gran aglutinador de todo lo que tiene que ver
con las artes, porque en el arte del teatro aprendemos todo. Por lo menos yo
aprendí todo desde música, escribir, escribir para el teatro, cantar para el
teatro, leer sobre todo. Creo que soy una “teatrera”, si me tengo que definir,
ahora que me lo preguntan. Pero también empecé de muy chiquita bailando
folclore, así que también viene mi conexión por ahí, desde el cuerpo, desde
bailarlo. Tengo una familia tucumana por el lado de mi mamá, y pampeana por el
de mi papá, donde siempre está el baile y está bailar, tanto el folclore como
el tango. Así que todo eso está, es eso que nos va armando desde crianzas.
Desde el
espacio artístico disputás muchísimos sentidos: como el de la cultura, el de la
diversidad y el de la libertad. ¿Hubo algo que precedió? Digamos, ¿fue el arte
lo que te llevó al artivismo?, ¿o fue al revés, empezás primero a ser activista
y defensora de la diversidad y eso te llevó a encontrar en el arte un canal
para mostrarlo?
En realidad, lo que pasa es que cuando yo hablo de ese
ingreso a los catorce años en el teatro, tengo que aclarar que no fue cualquier
teatro: fue el teatro independiente. O sea, yo entré al universo de los
teatreros soñadores. Era la más chiquita benjamina en un mundo de gente como
muy grande, y absolutamente romántica y soñadora, que creían en serio que
ensayar una obra durante un año como resultado daba la posibilidad de cambiar
el mundo. Y eso tan romántico para alguien adolescente que se morfara el mundo
me signó mucho en esa cuestión ideológica. Desde esa formación de sentido, de
por qué te parás arriba del escenario, por qué elegís decir lo que decís y
cantár lo que cantás.
Agradezco mucho a esa formación teatrera, todo lo que
soy. Hasta el respeto por el tiempo, por ejemplo. Viste que si hay algo que se
ha desacralizado terriblemente es el tiempo. Somos absolutamente impuntuales. Yo
soy una persona que llego dos horas antes. Sigo sosteniendo esa mística de
preparar el espacio en el tiempo, de que hoy hay una función y que después de
que vienen las personas y se sientan, y que están ahí y es importante que
estén, y después cuando nos saludamos y todo lo que sigue después. Toda una
sensación de ritualidad que pone en juego en todo caso el sentido de que
estamos comprometiéndonos a algo que es efímero. Y tiene que ver con quienes
estemos ahí. Por eso no hay un público igual, y eso también me parece que es lo
maravilloso y comprometido.
Mi formación ideológica y política se la debo también
al teatro. Porque elegí estar en una parte de ese teatro, en la autogestión, en
el trabajo grupal, en el espacio cooperativo. Todo eso me hizo entender otras
reglas de juego que me interesan más, que me interesó después continuar y es
finalmente desde donde a mí me interesa hacer todo lo que hago.
¿Qué rol va
teniendo el arte en el proceso tuyo de construirte desde una identidad de
género diversa, disidente?
Yo soy una trava distinta. Parto de privilegios que no
tienen mis compañeras, mis hermanas, mis amigas, la mayoría que siguen paradas
en la calle sin tener otra opción. Paradas en la calle porque estamos
expulsadas desde muy chicas de nuestras casas. Entonces, tengo el primer
privilegio de tener una mamá y un papá que me quisieron con todo lo que yo
traía como novedad, y me dejaron ser eso adentro, abrigada.
El segundo privilegio es, a los catorce años, entrar en
un mundo donde es muy jodido ser adolescente en sus diferencias, un mundo como
el artístico que será complicado, que será bastante rebuscado, pero que si hay
algo que no hace es expulsar. Todo lo contrario: abraza la rareza, abraza todo
lo distinto. Necesita de las rarezas para armarse, para sustentarse.
Entonces yo tuve esos enormes privilegios desde donde
me fui armando mis propios procesos. Que fueron procesos “a favor de”: a favor
mío, a favor de mis tiempos, a favor de mi cariño. Yo no tuve que salir a
hacerme “contra”: contra la policía, contra mamá y papá que no me quieren,
contra la escuela que me expulsa. Porque yo tenía ese círculo primero que me
garantizaba el abrazo. Entonces desde eso que he tenido, después me paro
políticamente a discutirle a este mundo qué carajo hacemos con las infancias,
cómo las destruimos, cómo las expulsamos, cómo las violentamos. Discutir roles,
discutir familias, discutir maternidades, paternidades, que lo único que hacen
es expulsar infancias cuando esa infancia no responde a lo que sos. Las
violaciones adentro de las casas, las expulsiones de muy chiquita de esas
casas, la negación de las búsquedas personales de esas infancias.
Todo eso que suceda entre esas cuatro paredes
encerradas, en lo privado de un concepto familiar pero que es violento, intrínsecamente
violento, y después en complicidad con una escuela se sigue sosteniendo, porque
“este rinconcito es de nena, y este rinconcito es de varón”. Todo eso lo pongo
en discusión. Pero no solamente por ser trava, porque finalmente creo que las
travas, las tortas, los putos o las maricas podemos ser eso que somos. Salimos
abrazadas con nuestras tribus, deconstruyendo la violencia, con terapia, con lo
que sea, y finalmente logramos ser. Pero la gran pregunta es qué pasa con el
resto de los niñitos y de las niñitas que no pueden ser ese varón que quieren
ser y esa mujer que quieren ser.
¿Y a vos
cómo te llega esta pregunta?
Y, yo lo veo horrible. Me parece que el sistema
hegemónico heterosexual es algo que hay que discutir todos los días. Que si
ustedes son heterosexuales y heterosexualas deben discutirlo. No porque si vos
sos una chica vas a amar a otra chica o te va a gustar otra chica, o a él le va
a gustar otro chico. Estoy hablando de discutir la heterosexualidad que es un
régimen construido para perpetuar una especie de una manera. Eso es cultural,
eso no es la naturaleza. Entonces está con la complicidad de todos, hasta de
las ciencias que dicen que esa es la verdad, hasta de las religiones que dicen
que esa es la verdad. Por eso hablo de un sistema heterosexual, que tiene sus
credos, sus leyes, sus enciclopedias y sus películas, digamos, que lo
sostienen. Eso hay que ponerlo en discusión. Porque eso maltrata y violenta a
todo lo distinto. Pero también los violenta a ustedes, que quieren ser, podrían
haber sido, deben ser, no los dejaron ser, son a medias, tienen que luchar
mucho para ser…un montón de cosas que no se las permiten porque ese sistema
hegemónico dice “esto es así, y esto es asá”, y de eso no se mueve. Y si te
movés, eso implica castigo, soledad. Entonces me parece que yo claramente lo
discuto desde ahí, lo discuto desde las armas que tengo, desde el arte, desde
vivirlo, desde mi propia posibilidad después de acobijar infancias como he
tenido. Nosotras decimos que también rescatamos niños y niñas expulsados por la
heterosexualidad, para abrazarlos y hacerlos hijos también. Me parece que es al
sistema grande, patriarcal y violento al que hay que discutirle, porque lo
único que hace es dar infelicidad. Basta con ponerse a ver el mundo y
entenderlo, relojearlo un poco para darnos cuenta en qué crueles que nos
convertimos…
Hace muy
poquito presentaste el libro “Crianzas”, de Editorial Muchas Nueces, que es un libro en donde vos discutís también el
tema de las infancias y de las crianzas, como dice el título ¿Nos querés contar
un poquito de qué se trata este libro?
Sí, es un hermoso proyecto que nació hace unos años,
primero en el formato radio. Yo escribí esos textos para unos micros que
hicimos con la Cooperativa La Vaca,
con la gente de Mu. Los chicos de La Vaca tienen contenidos radiales que
se pueden pasar gratuitos, entonces eso ha hecho que se pudiera llegar en un
montón de lados. Vienen hace poquito los chicos y las chicas de Muchas Nueces, que es una editorial
preciosa con mucha energía, juventud y desde la autogestión. Me propusieron
hacer libro ese trabajo. El tres de diciembre lo presentamos con un formato
hermoso, con unos dibujos preciosos de Anahí Bazán Jara que es una artista
plástica maravillosa y también es mi hija, entre otras cosas.
Es un trabajo para seguir aportando a las docencias,
por ejemplo. Otro material para leer, compartir y discutir, porque hay muchas
cosas ahí que son para preguntar, más que nada. Que nos atrevamos también a
decir “mirá, no sé, no entiendo, busquemos cómo es”. Ponernos en duda puede ser
un muy buen camino para ejercer maternidades y paternidades.
En noviembre
también fue premiado como mejor cortometraje nacional “Deconstrucción, Crónicas
de Susy Shock”, de Sofía Blanco. También en este último tiempo sacaste el disco
“Buena vida, poca vergüenza”, tenés publicado un poemario… ¿Vos sentís que como
artista pudiste concretar todo lo deseado e imaginado, o hay algo que todavía
quedó que te gustaría hacer?
Yo no siento que tenga cosas pendientes. Sí, seguir
haciendo libros, seguir haciendo discos, seguir haciendo canciones, viajar,
conocer lugares, todo esto que me ha permitido y me permite este oficio de los
catorce años para acá, ahora que tengo cuarenta y ocho. Entonces quiero más de
eso. No tengo pendientes, no es que me falte un personaje. Esto no significa
que tenga los sueños acabados. Sino que yo estoy en el agua que tengo que
estar, soy un pececito de esta agua y en esta agua me muevo. Entonces me parece
que ya es gigante, en este mundo de tantos desaciertos y de tantas
complicaciones para estar en el propio deseo, que una haya logrado estar en el
propio deseo. Hay gente que pasa todo este mundo sin estar en el propio deseo.
Eso va más allá de los géneros, eso tiene que ver fundamentalmente con decir
“ese es el sentido por el que estamos transitando este momento de la vida, acá,
en este planeta”. Entonces yo tengo mi lugar, tengo mi espacio, y soy una
privilegiada, una enorme agradecida y eso me pone como en compromiso, en acción.
No paro.
En relación
al sentido del transcurso por la vida: ¿Cuál es el mayor legado que te dejó
Lohana Berkins?
Y… Lohana nos ha dejado el desafío de mirar, de
abrazar el colectivo, de entender las razones, las bellezas, las faltas de
nuestro propio colectivo para tener la propia voz. Y a la vez, buscar las
estrategias de salir desde nosotras mismas dialogando, abrazando, en un círculo
que sea mucho mayor políticamente, mucho mayor amorosamente hablando. Para
disputar, en todo caso, con un enemigo que siempre arrasa y siempre va a barrer
no solamente a las travas sino a los negros y a las negras, a los pobres, a
todo lo distinto, a todo lo que esté en los márgenes, en los bordes.
Me parece que Lohana nos dio esa estrategia de juntar.
Lohana siempre estuvo mezclada, fue una trava que se mezcló, fue una trava
feminista, una trava que se embanderó con la lucha por el aborto. Nos dio ese
legado a todas. Y estamos ahí sintiendo mucho su falta, en un contexto muy duro
donde hubiese sido tan necesaria. Pero bueno, ahora tenemos que ver cómo
arreglamos eso sin perder el horizonte de su mirada, y a la vez, con el coraje
de las propias novedades, que podamos nosotras también -desde lo que somos-
aportar a lo nuevo
Entrevista realizada el 12/12/2016 para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)
Entrevistan Macarena Sanchez Volpe y Paula Daporta
La entrevista completa puede escucharse en http://ar.ivoox.com/es/entrevista-a-susy-shock-crianzas-audios-mp3_rf_15152072_1.html
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