
Fragmento de programa radial "Lo Menos Pensado"
(Lunes de 21 a 24 hs. por www.radiobarbarie.com.ar)
Raquel Graciela Fernández es una autora muy reconocida en
el ámbito de la poesía. A lo largo de su carrera escribió diez poemarios. Ha
recibido muchísimos premios -tanto a nivel nacional como internacional-, y en el
año 2015 fue nombrada personalidad destacada de la ciudad de Avellaneda. En
esta ocasión, la entrevistamos para que nos cuente acerca de uno de sus últimos
proyectos: el poemario “Interrumpidas”. Se trata de un conjunto de poemas, cada
uno de los cuales está dedicado a niñas y mujeres que han fallecido a causa de
la violencia de género.
- Me gustaría que nos cuentes un poco de qué se trata este proyecto, cómo lo
entendés y cómo lo emprendiste…
- Lo primero que nació fue un poema escrito cuando sucedió el terrible caso de Candela Sol Rodríguez, que nos impactó tanto a todos por tratarse de una nena tan chiquita, y por toda la movida mediática que hubo alrededor de ese caso. En ese momento escribí un poema que se llamó “chica interrumpida”. Ese poema quedó en reposo y después, cuando sucedió lo de Ángeles Rawson, yo me identifiqué mucho con ella y con su familia, porque la mía también es una familia ensamblada, y mi hijo tenía más o menos la misma edad que ella tendría. Cuando sucedió lo de Ángeles empecé a hacer un racconto y, de repente, empezar a recordar es darse cuenta de que esto nos está pasando desde hace tiempo. Tenemos en Argentina casos y casos de mujeres y de niñas asesinadas o desaparecidas que no han tenido resolución. Eso también me llamó mucho la atención, la falta de justicia que hay en la mayoría de estos casos…como el de Jimena Hernández, Nahir Mostafá, Cecilia Giubileo, Oriel Briant. Y así me fui remitiendo 20 años atrás, el libro toma casos que abarcan estos 20 años, y la mayoría de ellos lamentablemente continúan sin resolución.
- En muchos de estos casos, los
victimarios son los llamados “hijos del poder”, y creo que el hecho de que no
se hayan podido resolver hasta el día de hoy tiene que ver con eso, con una
trama que va detrás y que es mucho más compleja.
- Sí, tiene
que ver con eso. El caso de Paulina Lebbos, puntualmente, tiene que ver con
eso. Hace 10 años que el papá de Paulina está peleándola en Tucumán para
conseguir justicia para su hija. A veces tiene que ver también con otros poderes,
que no son los políticos. Como en el caso de Jimena Hernández, una niña a la
que asesinaron en un colegio católico súper top, y también se diluyó la
responsabilidad. Ahí se juegan otros poderes que no son los políticos, pero que
igualmente son muy grandes.
Para escribir estos poemas, hice antes una pequeña investigación de cada caso, y después de que fueron publicados tuve la posibilidad de hablar con muchos papás y familiares. Supe entonces que también aparece recurrentemente la figura del “entregador”, como se vio en el caso de María Soledad Morales, y que es una figura que se va repitiendo en muchos otros casos. Natalia Melmann (que fue violada y asesinada por policías en Miramar) era muy joven, tenía 15 años y estaba enamorada de Leonardo Di Caprio, de quien tenía un póster pegado en la pared de la habitación, una cosa muy adolescente. A Gustavo, el papá de Natalia, siempre le quedó dando vueltas la idea y el recuerdo de que esa noche ella iba a verse en una discoteca con un chico al que ella encontraba parecido a Leonardo Di Caprio. Esa es la idea del entregador, la de un pibe conocido en el que ellas confían, y que lamentablemente las deja en manos de tipos que las terminan abusando y asesinando.
- El dato del póster o de que el
chico se pareciera a Leonardo Di Caprio da cuenta de la inocencia de estas
niñas...
- Absolutamente.
Realmente una inocencia adolescente. Muy vulnerables ellas, muy expuestas. En
el sentido de que todavía no degustaron lo malo de la vida, no aprendieron a
desconfiar, en ese sentido expuestas. Que están con la fantasía del amor, del
romance…y quizás eso también puede ser muchas veces una trampa mortal. Pasó,
como te decía anteriormente, en el caso de María Soledad Morales. El papá de
Paulina Lebbos también tiene una idea de que sucedió algo así, de que en las
manos de los “hijos del poder” la puso su pareja, alguien en quien ella
confiaba mucho. Se repite constantemente esta figura, sobre todo en los casos
de chicas muy chicas.
Este libro me puso en un camino que no era el mío, porque yo siempre me dediqué a la poesía pero “Interrumpidas” abrió como una tangente. Estuve yendo a muchos colegios, sobre todo el año pasado, a hablar con los chicos y las chicas. Y tocar estos temas, el de la confianza, en quién confiamos, qué es amor, qué no es amor, qué es invasión, cómo empieza la violencia en los noviazgos…
Este libro me puso en un camino que no era el mío, porque yo siempre me dediqué a la poesía pero “Interrumpidas” abrió como una tangente. Estuve yendo a muchos colegios, sobre todo el año pasado, a hablar con los chicos y las chicas. Y tocar estos temas, el de la confianza, en quién confiamos, qué es amor, qué no es amor, qué es invasión, cómo empieza la violencia en los noviazgos…
- Cuando empecé a leer el
libro me llamó mucho la atención encontrarme con el caso de Alicia Muñiz, que
por la época no estaba catalogado bajo la idea de femicidio todavía. Monzón fue
sentenciado solamente a 11 años de prisión, y su pena fue atenuada porque había
consumido alcohol, como si hubiera sido algo que lo justificara. ¿Cómo fue ese
proceso de selección, donde los casos más recientes que marcaron la agenda del
último tiempo se encontraron con casos que tienen que ver con finales de los
’80 en retrospectiva?
-Mirá, la
selección fue totalmente aleatoria y tuvo que ver con lo que generó impacto en
mí. En ese momento yo era muy chica y quizá los veía desde un lugar diferente.
En este momento, quizá los veo desde un lugar de madre. Incluso los casos más
recientes, bueno, hay algunos muy mediáticos, como el de Ángeles Rawson. Cuando
fue lo de Ángeles, más o menos para la misma época, fue abusada y asesinada
Juana, la niñita qom que también aparece en el libro. Vos decís Ángeles Rawson
y todo el mundo sabe qué pasó, pero si hablás de Juana nadie la conoce. Algunos
casos son muy mediáticos y me impresionaron por ese lado. Otros no lo fueron
tanto, pero me impresionó la crudeza. Y además por esa cosa de que todo el
mundo estuviera tan pendiente de lo que había sucedido con la nena blanca de
Palermo…y Juana quedó medio como a la deriva. En el libro está también el caso
de Yanela, una nena de Berazategui, que tampoco fue demasiado mediático. Pero
por la zona, el lugar, el hecho de tener en común gente que la conocía y que me
contaba acerca de ella. Ese caso no fue tan mediático, por ahí a mí me tocó
desde otro lugar, por el hecho de poder compartir con gente que la conocía cómo
era ella, una nena que tuvo un final terrible. La selección entonces fue
totalmente aleatoria, tuvo que ver con lo que me pasó a mí con esas mujeres y
con esas niñas.
Y le tuve que poner un punto al libro. Lamentablemente podría seguir escribiéndolo hasta la eternidad, porque los casos cada vez son más y más. Y cuando “Interrumpidas” comenzó a circular, empecé a recibir muchos mensajes, muchos mails de familias que me preguntaban si sus hijas o hermanas estaban en el libro. Porque 30 casos es nada dentro del muestrario enorme que tenemos de femicidios y de violencia contra mujeres y niñas. Hasta me sentía culpable de decirles “no, no está”, pero también pasa que hay casos que son muy parecidos unos a otros, y también quise en la selección poner de manifiesto diferentes situaciones. Como la de Wanda Taddei, por ejemplo. Después de lo de Wanda hubo muchísimas mujeres que fueron prendidas fuego por su pareja, pero quise tomar algún caso que fuera emblemático y que de algún modo representara a las mujeres que murieron de esa forma.
Y le tuve que poner un punto al libro. Lamentablemente podría seguir escribiéndolo hasta la eternidad, porque los casos cada vez son más y más. Y cuando “Interrumpidas” comenzó a circular, empecé a recibir muchos mensajes, muchos mails de familias que me preguntaban si sus hijas o hermanas estaban en el libro. Porque 30 casos es nada dentro del muestrario enorme que tenemos de femicidios y de violencia contra mujeres y niñas. Hasta me sentía culpable de decirles “no, no está”, pero también pasa que hay casos que son muy parecidos unos a otros, y también quise en la selección poner de manifiesto diferentes situaciones. Como la de Wanda Taddei, por ejemplo. Después de lo de Wanda hubo muchísimas mujeres que fueron prendidas fuego por su pareja, pero quise tomar algún caso que fuera emblemático y que de algún modo representara a las mujeres que murieron de esa forma.
- En
octubre de 2015 vos presentaste el libro en la Biblioteca Nacional, y en la
presentación estuviste acompañada por las mamás de Lucila Yaconis y Wanda
Taddei, por el papá de Natalia Melmann. ¿Vos les acercaste la propuesta, o
ellos te contactaron al enterarse del libro?
- En el caso
puntual de Isabel Yaconis, le hice llegar el libro, porque es fácil llegar a
ella y contactarla, está en la “Asociación Madres del Dolor”. Beatriz Regal y
Gustavo Melmann llegaron a través del libro. Son personas que fueron
apareciendo cuando los poemas dedicados a sus hijas llegaron a sus manos y a
sus casas. Con respecto a la presentación, yo quería hacer algo que no tuviera
que ver conmigo. Quise correrme porque me parecía que las protagonistas eran
ellas, no yo. El banner de la presentación lo hizo una amiga mía, y tiene las
caras de estas mujeres y niñas. Si bien hubo un pedacito chiquito en el que se
habló desde lo literario del libro, gran parte de la presentación tuvo que ver
con hablar desde el lugar de padre/madre de una chiquita asesinada, y de todo
lo que uno puede aprender de esos padres…realmente gente inmensa, están
peleando para que no le pase a nuestros hijos lo que lamentablemente le pasó a
los de ellos, es súper respetable y admirable que lo hagan. También en la
presentación estuvo la mamá de Ángeles Rawson, junto a su mamá, estaban en
pleno juicio (o terminando el juicio) así que ella prefirió acompañar desde el
silencio, pero estuvo sentada en primera fila. Fue una presentación con
muchísima gente. Y realmente escuchar a los padres fue muy fuerte, es muy muy
fuerte. Es una experiencia que a todo el
que pudo vivirla lo transformó. Porque una cosa es leerlo en un diario, verlo
en la televisión, y otra cosa muy distinta es escucharlo en primera persona “le
pasó a mi hija, me pasó esto, mi hija era así, mi hija tenía estos sueños”.
Realmente es una experiencia que te cambia y te transforma, te hace más
sensible, te abre de otra manera al dolor.
- ¿En dónde puede la gente conseguir
el libro “Interrumpidas” y tus otros poemarios, Raquel?
- En general, los libros los vendemos en las presentaciones, muchos también envié por correo
a gente del interior. Es uno el que comercializa los libros, en una suerte de “circuito
paralelo” al “circuito oficial” que es el que está en las librerías. Aquellos a
quienes les interese conseguir alguno de mis libros, pueden contactarme vía Facebook
(Raquel Graciela Fernández) o en mi blog “Pan
con Cicatrices”.
- Muchas gracias por contarnos acerca de este libro, que a pesar de lo
terrible es también muy necesario.
- Gracias a ustedes por dar a conocer
este trabajo que, más allá de que sea mío, me parece que es un trabajo
importante para visibilizar y tener presente…que es un poco lo que uno trata todo
el tiempo de hacer con las marchas, con lo que hacemos cada día yendo a los
colegios o a distintos lugares a hablar y a hablar y a poner sobre el tapete el
tema.
(Entrevistan María Macarena Sánchez Volpe y Paula Daporta. La entrevista completa se escucha en https://ar.ivoox.com/es/11916973)
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