martes, 3 de enero de 2017

Susy Shock: "Que otros sean lo normal"

Susy despliega una a-normalidad que interpela. Auténtica, impactante, artista y artivista. Nos cuenta sobre el mundo del arte "que será complicado, que será bastante rebuscado, pero si hay algo que no hace es expulsar; todo lo contrario: abraza la rareza, abraza todo lo distinto". 

Se mueve, Susy, por ese mundo al que también ella abraza con su artivismo, con canciones y poesía; con su cuerpo y con su alma. 

Susy Shock es cantora de música popular, actriz, poeta y activista trans ¿Con qué te identificás más de todo esto?

Con todo eso. No hay una parte sola que sea más importante que lo otra. Tiene que ver, en todo caso, con el arte y con un modo de mirar el mundo. Hay una palabra que está dando vueltas, “artivismo”, y que también me gusta mucho. Porque sobre todo es poner en confirmación que el arte es un hecho político, cualquier arte que hagamos. Entonces somos seres políticos. En una época donde parece que volvió a ser mala palabra decir que somos políticos y políticas, está bueno reconocerlo.

¿Cómo comenzó tu relación con el teatro?

A los catorce años empecé con el teatro, que siento que es el gran canalizador, el gran aglutinador de todo lo que tiene que ver con las artes, porque en el arte del teatro aprendemos todo. Por lo menos yo aprendí todo desde música, escribir, escribir para el teatro, cantar para el teatro, leer sobre todo. Creo que soy una “teatrera”, si me tengo que definir, ahora que me lo preguntan. Pero también empecé de muy chiquita bailando folclore, así que también viene mi conexión por ahí, desde el cuerpo, desde bailarlo. Tengo una familia tucumana por el lado de mi mamá, y pampeana por el de mi papá, donde siempre está el baile y está bailar, tanto el folclore como el tango. Así que todo eso está, es eso que nos va armando desde crianzas.

Desde el espacio artístico disputás muchísimos sentidos: como el de la cultura, el de la diversidad y el de la libertad. ¿Hubo algo que precedió? Digamos, ¿fue el arte lo que te llevó al artivismo?, ¿o fue al revés, empezás primero a ser activista y defensora de la diversidad y eso te llevó a encontrar en el arte un canal para mostrarlo?

En realidad, lo que pasa es que cuando yo hablo de ese ingreso a los catorce años en el teatro, tengo que aclarar que no fue cualquier teatro: fue el teatro independiente. O sea, yo entré al universo de los teatreros soñadores. Era la más chiquita benjamina en un mundo de gente como muy grande, y absolutamente romántica y soñadora, que creían en serio que ensayar una obra durante un año como resultado daba la posibilidad de cambiar el mundo. Y eso tan romántico para alguien adolescente que se morfara el mundo me signó mucho en esa cuestión ideológica. Desde esa formación de sentido, de por qué te parás arriba del escenario, por qué elegís decir lo que decís y cantár lo que cantás.

Agradezco mucho a esa formación teatrera, todo lo que soy. Hasta el respeto por el tiempo, por ejemplo. Viste que si hay algo que se ha desacralizado terriblemente es el tiempo. Somos absolutamente impuntuales. Yo soy una persona que llego dos horas antes. Sigo sosteniendo esa mística de preparar el espacio en el tiempo, de que hoy hay una función y que después de que vienen las personas y se sientan, y que están ahí y es importante que estén, y después cuando nos saludamos y todo lo que sigue después. Toda una sensación de ritualidad que pone en juego en todo caso el sentido de que estamos comprometiéndonos a algo que es efímero. Y tiene que ver con quienes estemos ahí. Por eso no hay un público igual, y eso también me parece que es lo maravilloso y comprometido.

Mi formación ideológica y política se la debo también al teatro. Porque elegí estar en una parte de ese teatro, en la autogestión, en el trabajo grupal, en el espacio cooperativo. Todo eso me hizo entender otras reglas de juego que me interesan más, que me interesó después continuar y es finalmente desde donde a mí me interesa hacer todo lo que hago.

¿Qué rol va teniendo el arte en el proceso tuyo de construirte desde una identidad de género diversa, disidente?

Yo soy una trava distinta. Parto de privilegios que no tienen mis compañeras, mis hermanas, mis amigas, la mayoría que siguen paradas en la calle sin tener otra opción. Paradas en la calle porque estamos expulsadas desde muy chicas de nuestras casas. Entonces, tengo el primer privilegio de tener una mamá y un papá que me quisieron con todo lo que yo traía como novedad, y me dejaron ser eso adentro, abrigada.

El segundo privilegio es, a los catorce años, entrar en un mundo donde es muy jodido ser adolescente en sus diferencias, un mundo como el artístico que será complicado, que será bastante rebuscado, pero que si hay algo que no hace es expulsar. Todo lo contrario: abraza la rareza, abraza todo lo distinto. Necesita de las rarezas para armarse, para sustentarse.

Entonces yo tuve esos enormes privilegios desde donde me fui armando mis propios procesos. Que fueron procesos “a favor de”: a favor mío, a favor de mis tiempos, a favor de mi cariño. Yo no tuve que salir a hacerme “contra”: contra la policía, contra mamá y papá que no me quieren, contra la escuela que me expulsa. Porque yo tenía ese círculo primero que me garantizaba el abrazo. Entonces desde eso que he tenido, después me paro políticamente a discutirle a este mundo qué carajo hacemos con las infancias, cómo las destruimos, cómo las expulsamos, cómo las violentamos. Discutir roles, discutir familias, discutir maternidades, paternidades, que lo único que hacen es expulsar infancias cuando esa infancia no responde a lo que sos. Las violaciones adentro de las casas, las expulsiones de muy chiquita de esas casas, la negación de las búsquedas personales de esas infancias.

Todo eso que suceda entre esas cuatro paredes encerradas, en lo privado de un concepto familiar pero que es violento, intrínsecamente violento, y después en complicidad con una escuela se sigue sosteniendo, porque “este rinconcito es de nena, y este rinconcito es de varón”. Todo eso lo pongo en discusión. Pero no solamente por ser trava, porque finalmente creo que las travas, las tortas, los putos o las maricas podemos ser eso que somos. Salimos abrazadas con nuestras tribus, deconstruyendo la violencia, con terapia, con lo que sea, y finalmente logramos ser. Pero la gran pregunta es qué pasa con el resto de los niñitos y de las niñitas que no pueden ser ese varón que quieren ser y esa mujer que quieren ser.

¿Y a vos cómo te llega esta pregunta?

Y, yo lo veo horrible. Me parece que el sistema hegemónico heterosexual es algo que hay que discutir todos los días. Que si ustedes son heterosexuales y heterosexualas deben discutirlo. No porque si vos sos una chica vas a amar a otra chica o te va a gustar otra chica, o a él le va a gustar otro chico. Estoy hablando de discutir la heterosexualidad que es un régimen construido para perpetuar una especie de una manera. Eso es cultural, eso no es la naturaleza. Entonces está con la complicidad de todos, hasta de las ciencias que dicen que esa es la verdad, hasta de las religiones que dicen que esa es la verdad. Por eso hablo de un sistema heterosexual, que tiene sus credos, sus leyes, sus enciclopedias y sus películas, digamos, que lo sostienen. Eso hay que ponerlo en discusión. Porque eso maltrata y violenta a todo lo distinto. Pero también los violenta a ustedes, que quieren ser, podrían haber sido, deben ser, no los dejaron ser, son a medias, tienen que luchar mucho para ser…un montón de cosas que no se las permiten porque ese sistema hegemónico dice “esto es así, y esto es asá”, y de eso no se mueve. Y si te movés, eso implica castigo, soledad. Entonces me parece que yo claramente lo discuto desde ahí, lo discuto desde las armas que tengo, desde el arte, desde vivirlo, desde mi propia posibilidad después de acobijar infancias como he tenido. Nosotras decimos que también rescatamos niños y niñas expulsados por la heterosexualidad, para abrazarlos y hacerlos hijos también. Me parece que es al sistema grande, patriarcal y violento al que hay que discutirle, porque lo único que hace es dar infelicidad. Basta con ponerse a ver el mundo y entenderlo, relojearlo un poco para darnos cuenta en qué crueles que nos convertimos…

Hace muy poquito presentaste el libro “Crianzas”, de Editorial Muchas Nueces, que es un libro en donde vos discutís también el tema de las infancias y de las crianzas, como dice el título ¿Nos querés contar un poquito de qué se trata este libro?

Sí, es un hermoso proyecto que nació hace unos años, primero en el formato radio. Yo escribí esos textos para unos micros que hicimos con la Cooperativa La Vaca, con la gente de Mu. Los chicos de La Vaca tienen contenidos radiales que se pueden pasar gratuitos, entonces eso ha hecho que se pudiera llegar en un montón de lados. Vienen hace poquito los chicos y las chicas de Muchas Nueces, que es una editorial preciosa con mucha energía, juventud y desde la autogestión. Me propusieron hacer libro ese trabajo. El tres de diciembre lo presentamos con un formato hermoso, con unos dibujos preciosos de Anahí Bazán Jara que es una artista plástica maravillosa y también es mi hija, entre otras cosas.

Es un trabajo para seguir aportando a las docencias, por ejemplo. Otro material para leer, compartir y discutir, porque hay muchas cosas ahí que son para preguntar, más que nada. Que nos atrevamos también a decir “mirá, no sé, no entiendo, busquemos cómo es”. Ponernos en duda puede ser un muy buen camino para ejercer maternidades y paternidades.

En noviembre también fue premiado como mejor cortometraje nacional “Deconstrucción, Crónicas de Susy Shock”, de Sofía Blanco. También en este último tiempo sacaste el disco “Buena vida, poca vergüenza”, tenés publicado un poemario… ¿Vos sentís que como artista pudiste concretar todo lo deseado e imaginado, o hay algo que todavía quedó que te gustaría hacer?

Yo no siento que tenga cosas pendientes. Sí, seguir haciendo libros, seguir haciendo discos, seguir haciendo canciones, viajar, conocer lugares, todo esto que me ha permitido y me permite este oficio de los catorce años para acá, ahora que tengo cuarenta y ocho. Entonces quiero más de eso. No tengo pendientes, no es que me falte un personaje. Esto no significa que tenga los sueños acabados. Sino que yo estoy en el agua que tengo que estar, soy un pececito de esta agua y en esta agua me muevo. Entonces me parece que ya es gigante, en este mundo de tantos desaciertos y de tantas complicaciones para estar en el propio deseo, que una haya logrado estar en el propio deseo. Hay gente que pasa todo este mundo sin estar en el propio deseo. Eso va más allá de los géneros, eso tiene que ver fundamentalmente con decir “ese es el sentido por el que estamos transitando este momento de la vida, acá, en este planeta”. Entonces yo tengo mi lugar, tengo mi espacio, y soy una privilegiada, una enorme agradecida y eso me pone como en compromiso, en acción. No paro.

En relación al sentido del transcurso por la vida: ¿Cuál es el mayor legado que te dejó Lohana Berkins?

Y… Lohana nos ha dejado el desafío de mirar, de abrazar el colectivo, de entender las razones, las bellezas, las faltas de nuestro propio colectivo para tener la propia voz. Y a la vez, buscar las estrategias de salir desde nosotras mismas dialogando, abrazando, en un círculo que sea mucho mayor políticamente, mucho mayor amorosamente hablando. Para disputar, en todo caso, con un enemigo que siempre arrasa y siempre va a barrer no solamente a las travas sino a los negros y a las negras, a los pobres, a todo lo distinto, a todo lo que esté en los márgenes, en los bordes.

Me parece que Lohana nos dio esa estrategia de juntar. Lohana siempre estuvo mezclada, fue una trava que se mezcló, fue una trava feminista, una trava que se embanderó con la lucha por el aborto. Nos dio ese legado a todas. Y estamos ahí sintiendo mucho su falta, en un contexto muy duro donde hubiese sido tan necesaria. Pero bueno, ahora tenemos que ver cómo arreglamos eso sin perder el horizonte de su mirada, y a la vez, con el coraje de las propias novedades, que podamos nosotras también -desde lo que somos- aportar a lo nuevo                                
  
                                

Entrevista realizada el 12/12/2016 para el programa radial “Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)



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