sábado, 14 de enero de 2017

Carolina Luján: "Ayer fuimos víctimas. Hoy somos personas empoderadas"

Carolina nos abrió las puertas de su casa y nos permitió adentrarnos en su micromundo, en su refugio. Enmarcadas en un patio que incluye huerta, sentadas en una mesa cubierta con las artesanías que estaba armando con piedras, alambres e hilos. De un vistazo, ni bien llegadas, sabíamos que lo que desandaríamos no sería una historia de humillación y violencia sino de empoderamiento y reconstrucción.

Eso nos llevamos. Con eso nos quedamos. Eso socializamos.

Carolina Luján es la primera denunciante de Cristian Aldana (Voz y líder de “El otro yo”), quien se encuentra detenido desde el 21 de Diciembre en el Penal de Marcos Paz bajo la carátula de Abuso Sexual Agravado y Corrupción de Menores contra al menos siete mujeres.

¿Cómo te llega la noticia de que Aldana estaba preso?

Estaba en el colectivo yendo a comprar los ingredientes para hacer pan dulce para la Navidad. En ese momento sonó el teléfono. Me estaban llamando de la querella, porque yo soy una de las tres querellantes dentro de la causa. Me avisa la abogada: “lo logramos, está preso”. Casi me muero. De hecho se enteró todo el colectivo porque grité “¡gracias, gracias, gracias!”. No lo podía creer, fue un shock. Me dieron muchas ganas de avisarles a mis compañeras y a mis amigas, porque la querella no se había podido comunicar con ellas. Así que cargué el celular y empecé a llamarlas para avisarles, y fue muy loco.

De a poco voy cayendo cada vez más, y se van ubicando más las cosas, con este suceso y con todo, porque forma parte de toda una historia de vida, también. Es muy impresionante, es como al fin un respiro. Estábamos igualmente a la expectativa porque era una preventiva, no se sabía si iba a quedar preso hasta el juicio o no, si era sólo para indagarlo o no. Porque lo que había sucedido es que nosotras durante todo este año estuvimos laburando un montón con “Ya no nos callamos más”, que es la proclama que yo utilicé para la pancarta; y después Charlie y Felicitas cuando armaron el blog con otras compañeras más utilizaron la misma proclama. Estuvimos dando charlas por universidades, escuelas, centros culturales, armando encuentros y visibilizando durante todo el año no sólo nuestro caso sino también el de las otras compañeras: las denunciantes de Carrasco, de Palma, de Miguel del Pópolo, y de muchos más. Y también creando un espacio para que todas podamos contar nuestras historias y que se genere ahí una reciprocidad, una hermandad, una liberación también, y una visibilización ante todo. Así que fue el resultado de todo este año de mucho laburo, y también el resultado de muchos años de laburo independiente de cada una. Y personalmente, bueno, desde que hice la pancarta y desde que hice las tres primeras denuncias en 2010.

Estábamos a la expectativa, creo que a los tres días de esto, yo estaba feriando en Centenario y me llaman de C5N. Me dicen que me querían hacer una nota en vivo, si podía ir al canal. Les dije que no, que estaba feriando y me dicen “bueno, mandamos un móvil”. Me sorprendió, porque todavía yo no sabía que había salido el fallo. Y en vivo y en directo Mauro Zeta me lee el fallo y bueno, se ve en la nota, fue una emoción muy grande. Primero porque escuchar a un juez, sabiendo lo que es esta justicia patriarcal y habiendo tenido la experiencia tan mala que tuve en 2010, tanto en la comisaría de la Anti-Mujer de Morón como también en CABA. Escuchar esas palabras de un juez para mí fue “guau, esto realmente es un antes y un después”. Está marcando un precedente que es para todo el movimiento, ¿no? Porque si esto se está logrando con una persona se tiene que lograr absolutamente con todos los violentos, abusadores, violadores y femicidas. Esto es muy importante que lo tengamos en cuenta. Por eso el logro es colectivo.

Cuando todos estos años estuve hablando con otras compañeras y personas que han vivido situaciones similares -o iguales, o peores-, siempre había como una reciprocidad y un entendimiento. Pero cuesta un poco más cuando la otra persona o está cegada de ver la violencia que vive en el día a día, o simplemente no tiene empatía. Y escuchar esas palabras de un juez, tan detallado, tan claramente, tan como nosotras lo vivimos. Porque es real, esta persona se abusó de su condición de ídolo, “El otro yo” es una red de corrupción de menores, dentro del rock argentino hay también una corrupción, una red cómplice, una red que actúa. Porque él no es el único abusador, hay muchos más, no es el único violento. Entonces fue como…“al fin”.

Pienso en esto que decís, “sabemos que tenemos razón, pero que te lo diga desde afuera alguien que forma parte del sistema opresor es como decir… ¡guau!” Avanzamos diez casilleros para visibilizar, para reconocer, y de alguna forma en el proceso de reconstrucción. Porque el proceso de reconstrucción es interno, pero si hay un reconocimiento desde afuera vuelve a ser más vivible tu vida, más vivible la vida de los demás.

Realmente es muy feo contar tu historia. Por eso reivindicamos toda forma de denuncia: agarrar los aerosoles, hacer fanzines, hacer encuentros. Porque la realidad es que no es lindo ir a denunciar: el proceso es lento, es doloroso, es revictimizante, la justicia es patriarcal, es machista, eso es una realidad. Siempre desde ese lugar de alerta, entendiendo en qué sistema nos estamos moviendo y que la lucha es contra eso. O sea, contar nuestras historias, hablar, rompe ese sistema putrefacto machista. No es solamente una liberación personal; es ayudar a desentramar y a transformar esto, a deconstruirlo. Porque claramente no sirve, nunca sirvió y no va a servir. Entonces desde ahí es como tomar la importancia de lo que es hablar. Y desde ese habla y desde esa expresión, también estar muy alertas las personas que tomamos la palabra y decidimos exponer nuestras historias y denunciar. Porque no es sólo una denuncia a una persona, es una denuncia a un sistema, a una justicia, a toda la construcción heterosexual hegemónica, es toda una construcción y no es uno solo el responsable: uno es el perpetrador, pero hay toda una sociedad que está dando vuelta la cara sistemáticamente ante estos casos, desde lo más pequeño como en un colectivo cuando te tocan el culo, hasta lo más grande como es un femicidio o una violación. Y esto se ve adentro de las casas, fuera de las casas, en todos lados, en la televisión. Entonces, si yo estoy haciendo esta denuncia, a mí me parece muy importante ser lo más consecuente posible con todo lo que estoy diciendo. Y desde ahí es mi lucha personal y mi aporte individual a la gran trama que se está gestando mundialmente. Me parece que es muy importante eso, estar muy alertas a nosotras mismas para poder combatir eso de ahí afuera. Porque la primera guerra que tenemos es contra nosotras mismas cuando no nos queremos, cuando nos revictimizamos. Todo eso que genera esa violencia de afuera, genera también un autocastigo dentro, y es muy difícil salir de ese círculo. Lleva todo un proceso la autovaloración, el respeto propio y el ser consecuentes con eso por lo que vamos a luchar. Para poder salir a luchar contra todo esto, claramente hubo antes todo un proceso individual para poder estar de pie. Porque si no estaría destrozada, como lo estuve. No sé cómo hubiera sido si esto me hubiera pasado en 2010 cuando hice las primeras denuncias, tenía veinte años, y no sé, no lo podría haber manejado realmente.

A todas las compañeras que se animan y toman las fuerzas para poder esbozar sus historias, que sepan que hay toda una gran comunidad de personas hermosas en el país y en todo el mundo, feministas, donde van a encontrar apoyo, hermandad, un sostén para poder hacer ese otro trabajo que viene después de dar la palabra, que es curar la herida. Y darnos cuenta del poder que se genera cuando se toma la palabra, y tu historia ya no es una carga, sino un motor para dar fuerza a otras personas. Eso es bellísimo y muy reparador también.

Desde 2010, cuando empezaste a denunciar, hasta hoy… ¿Notás que hubo algún cambio significativo en cuanto a los procesos, a lo que representa ir a hacer una denuncia, presentar declaración, etc.?

Estamos en un momento histórico en el que hay una polaridad muy grande. Por un lado, la opresión llegó a un punto tal que tuvimos que salir a las calles y en este último Encuentro Nacional de Mujeres fuimos cien mil aproximadamente, todas bajo la misma bandera que es “basta, esto no lo queremos más y no vamos a aceptarlo bajo ninguna forma y bajo ningún pretexto”. Y al mismo tiempo ganó Macri, que es una realidad que nos está atravesando en el día a día. Todo está saliendo, como un volcán, está saliendo toda la basura afuera: el racismo, la discriminación, el sexismo. Y estamos en ese momento en que, desde mi humilde lugar, me parece que la mejor herramienta es ser muy consecuentes con los pasos que damos en el día a día. Entender y saber que estamos en un momento histórico de quiebre, en el que lo que siempre se supo y lo que siempre se vio como algo naturalizado (por miedo, por silencio, por una cultura de la violación, por un montón de razones) hoy se está diciendo “NO”. Y se está accionando para que eso no siga sucediendo. Y esa es mi utopía, es mi sueño, yo no quiero que esto le suceda a nadie más, cada historia que compartimos es desgarradora. Y nadie se lo merece, nadie se merece vivir bajo esta opresión y bajo este sistema nefasto en que vivimos. Pero bueno, es importante eso: verlo e ir transformándolo día a día, y en cada paso.

En tu caso particular, esta sanación o este inicio de un proceso, va de la mano con un proceso histórico ¿en qué momento a vos “te cae la ficha” y te das cuenta de que lo que te estaba sucediendo no era normal, que no estaba bien?

Tiene que ver con la importancia de esos pequeños gestos, de estar ahí, de escuchar y estar alertas. Porque, por ejemplo, yo tuve una banda toda mi adolescencia, desde los trece años. Hoy escucho las canciones y yo estaba gritando a viva voz que me ayuden, mis canciones eran muy explícitas, las letras eran muy explícitas. Yo creo que el momento de darme cuenta se dio porque hubo toda una secuencia atrás de pequeños actos de personas que me rodeaban. Me acuerdo de un amigo que me dejó de hablar porque veía la situación, y me decía “algún día me vas a entender”, hoy después de todo esto se volvió a conectar conmigo.

Mi niñez fue atravesada por la pobreza. También fue atravesada por el machismo, porque mi padre dejó a mi madre cuando estaba embarazada y ella tuvo que salir a trabajar (una historia que lamentablemente vivimos muchas personas). Hubo una situación de vulnerabilidad, y hubo situaciones de violencia también en mi niñez.

Cuando tenía catorce años iba contándole (a Cristian Aldana) todas estas cosas: que no tenía papá, que había sido abusada y él toda esa información que me iba preguntando (porque los psicópatas actúan así, te van sacando información de a poco para después manipularte a través de eso) en vez de usarla para actuar como una buena influencia, la utilizó para menospreciarme aún más. Eso se vio muy claro cuando convivimos. Y el “click” creo que fue que dentro de todo eso hubo personas que se acercaron, y en algún momento me dieron un abrazo, y en algún momento me dieron su apoyo, y de algún modo estuvieron ahí. Eso es muy importante, muy crucial en todo esto. Una demostración aunque sea mínima de cariño, salva vidas, te salva la mente. Hay un sostén, hay una referencia. Si yo no tengo una mínima referencia de cariño cómo voy a salir de una situación así, cómo no voy a estar sumida en ese dolor o en esa depresión, cómo no voy a volver a repetir la historia...Muchas personas que fuimos abusadas en nuestra niñez después terminamos en relaciones violentas por toda esta situación de vulnerabilidad que el psicópata aprovecha. Entonces ahí nos damos cuenta de que el problema es social, y de que todas las personas tenemos responsabilidad de todos los hechos de violencia que suceden en este entramado que todos estamos alimentando día a día con nuestras acciones. Yo no puedo decir “eso le pasó a mi vecino, y yo no tengo nada que ver”. Porque soy cómplice cuando prendo la tele y consumo a Tinelli, cuando consumo toda la estructura que me está oprimiendo y no la estoy cuestionando. Por eso hablo de ser consecuentes y de estar alertas, de escuchar a las personas que nos rodean, de escuchar a esas niñeces. Yo no digo que vamos a ser salvadores ni salvadoras de nadie, pero sí tener la conciencia de que tenemos una cuota de responsabilidad y de que realmente podemos aplicarla en todo momento y en todas las situaciones. Transformar esto es una responsabilidad de todos. Y no es sólo en las calles, es en las calles y es adentro de las casas.

Es el juego que se da entre lo público y lo privado. Una no está ajena a la posibilidad de “cruzarse con un loquito” y que le pase algo. Pero la mayoría de estos casos de violencia vienen de nuestro entorno más cercano. Vienen, como vos nos decías, de la niñez, de formar una pareja. Es esta mixtura de lo público y lo privado que se tiene que desvanecer en este sentido.

Es un proceso, también es ir allanando el terreno. Porque yo estoy pudiendo decir esto gracias a que mi generación anterior hizo otras cosas, y la anterior otras cosas, y la que sigue hará otras cosas.

También les quería compartir que la persona que abusó de mí cuando tenía cuatro años, que se llama Maximiliano Espina, hoy está preso en la preventiva. Y ayer me enteré de que está preso en Marcos Paz también, con Cristian Aldana. Así que para mí personalmente eso también es todo un suceso revolucionario. Estoy muy agradecida a las personas que lo denunciaron, quienes lamentablemente fueron víctimas también de esta persona. Les costó mucho romper el silencio. Y con esto quiero desmantelar todo esto que sucede dentro de la sociedad familia, que también es otro estado que hay que transformar definitivamente, por la importancia de lo que sucede detrás de la puerta. La importancia de hablar, de expresar, porque estamos abriéndoles puertas a muchas personas para sacarse eso de encima. Yo no soy víctima hoy. No somos más víctimas de estas personas. Fuimos víctimas. Hoy somos personas empoderadas que estamos dispuestas a cambiar eso que nos oprimió, para poder liberar el camino a nosotras primordialmente, y así a todos y todas colectivamente. Expresar realmente resignifica, sana, cambia. Y realmente es revolucionario hoy en día tomar la palabra sin miedo, sin vergüenza, y sabiendo que hay un montón de personas que te van a estar apoyando. La cultura de la revictimización la estamos combatiendo día a día con nuestra palabra, con nuestra fuerza. Y cada vez más gente abre los ojos; ahora con el video, con el fallo y con Aldana preso esperando el juicio. Es impresionante la cantidad de ex fans que me han escrito pidiéndonos disculpas, diciéndonos lo cegados que habían estado. Es un proceso, yo realmente no los culpo, pero llamo a la reflexión y a que abramos los ojos. Porque cerrar los ojos se cobra vidas, cerrar los ojos mata a gente.

Hace un momento mencionabas el caso de Dante Palma, cuya denunciante es Julieta. Vos estabas dentro de una comunidad de fans de un determinado grupo. Ella, en el paralelo, estaba dentro de una agrupación política donde supuestamente uno está contenido dentro de determinadas redes, pero la palabra se diluye en la figura del líder musical, del referente político  ¿Qué pasa con ese entorno?, ¿cómo es el proceso con el entorno de la banda, con los fans, con los músicos, con la hermana de Aldana?

Para mí es muy importante poder discernir y alejar a toda persona contaminante de tu alrededor, porque son las que te ponen la cara. Prefiero tener a dos personas a mi lado, pero que esas personas sean de calidad, y no que me estén machacando y revictimizando constantemente. En concreto, hay dos mujeres de las que no me olvido más. A una le cuento en los camarines del teatro de Lacroze que habíamos vivido una situación violenta, que yo estaba cansada, me acuerdo que me puse muy mal y le conté que me había golpeado y ella me agarra la mano y me dice: “bueno, tranquila, vos tenés que entender que él está con mucho trabajo, que está muy estresado”. Le cuento a otra chica y me contesta “ay, no me cuentes más, que me hace mal y tengo ganas de retarlo”.

Mucho después, cuando estábamos en el último período de convivencia, donde la violencia ya era terrible, hubo una secuencia: una situación en la cual Aldana me golpea, me viola, me dice un millón de aberraciones, todo con una locura de llanto, de pegarme mientras me decía “te amo”. Tocan el timbre y era un compañero de él, de la Unión de Músicos Independientes. Esta persona entra al departamento, yo estaba llorando desconsolada (imaginate mi aspecto, acababa de ser golpeada y violada). Aldana le da las llaves del departamento, le dice “tomá, hacete cargo, no me la aguanto más”, y se va, me deja con esa persona ahí. Yo le digo que me quería ir para la casa de mi mamá. Y me dice “bueno, andá al baño, lavate la cara”, yo llorando sin parar, colorada y golpeada. Esa persona me acompañó hasta la estación de Once, me compró una gaseosa. Me dijo “tranquila, relájate, Cristian está muy estresado, él me hizo muy bien a mí, es mi mejor amigo, ya se le va a pasar”. Me dejó ahí y yo me tomé el tren en shock hasta lo de mi mamá. Esa persona obviamente va a tener que dar explicaciones en la justicia. Y seguramente lo encubra, porque la Unión de Músicos Independientes es un espacio encubridor, es un espacio revictimizante, es un espacio que nada tiene que ver con la música independiente ni con los logros independientes, que es una mentira. Loco, armen otros espacios que no los sostengan abusadores ni encubridores de abusadores. Lo siento mucho si les quita trabajo a muchas personas. A nosotras nos quitó la inocencia y muchas otras cosas mucho más importantes que un dinero mensual.

La carátula contra Aldana es “corrupción de menores”, ¿hay chance de que más personas terminen procesadas o en prisión? Nos contabas que vos lo conociste porque en un recital alguien de su entorno te preguntó si querías conocerlo y los presentó.

Cuando la UFEM pone ese título, esa carátula “corrupción de menores”, a mí me cerró todo. Yo siempre lo había visto, pero no le había puesto un nombre. Ese es un proceso también, ponerle nombre a las cosas que te suceden para poder ubicarlas y acomodarlas.

Va a tener que ir mucha gente a declarar. Si van a ir presos, no lo sé. Ojalá. Porque varias personas se merecen ir presas. Porque nuestra vida vale y lo que hicieron con nosotras no es gratuito. Ojalá vayan presas todas las personas que tengan que ir presas, no sólo en este, sino en todos los casos. En este caso nombramos a un montón de personas, de bandas, de gente de la Unión de Músicos Independientes, y gente que trabajaba con él, sonidistas, etc. Bueno, toda esa red obviamente está en la declaración. La persona a la que estamos denunciando por violación, por corrupción de menores, por abuso sexual, por contagio de enfermedad, por golpes, por manipulación, por abuso psicológico, es Cristian Humberto Aldana. Y en su declaración, un montón de personas que accionaron para que esto sea favorable. Ojalá que tengan también su castigo. Ojalá. No lo sé, la verdad. Está declarado, pero no lo sé.

¿Cuál viene siendo en este tiempo tu relación con los medios? ¿Cómo ves (y sentís) que cubren este hecho, cuál es la perspectiva con la que lo tratan?

 Yo apagué el televisor hace muchos años. Me parece que no sirve para mucho, dado y utilizado como se utiliza, en su mayoría. Y también hay un doble discurso, en contra de la violencia de género, pero te corto la tanga en vivo, y revictimizo de una forma, y humillo y trato de objeto. Entonces hay un doble discurso muy grande, que es esto que está sucediendo: la mierda está saliendo, la estás viendo. Estás acostumbrado a una cosa que para cambiarla hay que tomar decisiones, y a mucha gente le cuesta tomar decisiones porque están muy cómodos.

Trato de elegir muy bien a quién darle una nota y con quién expresarme. También me parece importante que todas las personas que se abren a dar alguna nota periodística siempre estén alertas a tener el control del manejo de la situación, para que no sea una alimentación de morbo, o no sea lo que el medio quiera, y empezar a empoderarnos de ese modo. Y creo que si el caso este se está viendo desde una perspectiva bastante coherente, es gracias a todas nosotras, gracias al movimiento y a las denunciantes que le damos esa coherencia. Porque del otro lado obviamente siempre están las ganitas del morbo, porque es lo que vende. Entonces la coherencia la damos nosotras, y por eso es tan importante sabernos fuertes, estar acompañadas y estar todas juntas. Sola no se puede.


Entrevista realizada el 11/12/2017 para el programa radial “
Lo Menos Pensado”.
(Lunes de 21 a 24 hs por www.radiobarbarie.com.ar)


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