viernes, 8 de enero de 2021

Es Ley, y todo lo demás también

Por Paula Daporta

¿Cuántas veces fantaseamos con el día después de la legalización del aborto?


¿Cómo sería despertar y prepararnos el mate sabiéndonos un tanto más

soberanas de nuestros cuerpos, destinos y decisiones?


Hace una semana que es ley.

 

Ya nos levantamos,  ya nos preparamos el mate.


Y fueron cuerpo todas esas sensaciones con las que fantaseamos tantas veces.


Aquello que deseamos tanto se siente como un desborde a modo de ¿nos cabe tanta felicidad en el cuerpo? Una vibración porosa que aún nos tiene cantando, bailando y posteando en redes.


En las charlas entre compas se repite una sensación, pareciera como si aún las palabras no pudiesen dar cuenta de lo que vivimos, construimos, sentimos.


Tal vez es porque allí, en lo que aún no podemos expresar, es donde se condensa todo lo que está por venir. A primera vista, por un lado aprender a militar la ley, como venimos haciendo con la ESI, para su efectiva implementación; por otro, lograr la liberación y absolución de todas las personas presas por abortar.


Pero hay más. Aquello que hoy podemos -en términos teóricos- garabatear, pero que resuena fuerte en todo lo que aún tenemos para seguir fantaseando. Esos otros mundos que quedan por construir, como efecto colateral de una lucha histórica donde logramos evidenciar algo más que la conquista de una ley: sobre todas las cosas, nuevas formas de ser y hacer.



Colectivas. Irreverentes. Deseantes. 

Es ley.


Pero además, nos quedamos con mucho más que una batalla ganada al patriarcado y a las lógicas capitalistas de vinculación - expropiación de cuerpos y saberes.


Nos quedamos con los aprendizajes de la lucha de todos estos años. Nos quedamos con el reconocimiento a nuestras ancestras, luchadoras históricas y a las compas de la Campaña Nacional por el Aborto Legal que abrieron juego y desde una pedagogía de la ternura y compromiso construyeron saberes, proyectos, intervenciones y lazos. 


Nos quedamos con las experiencias y saberes de todas las ”Rosas” de Socorristas y otras consejerías que aquí y allá acompañaron a tantos cuerpos gestantes en su derecho a decidir desde los márgenes de la legalidad y desde los adentros de redes potentes de sostén y sororidad.


Nos quedamos con lo que emergió como consecuencia de todo lo demás, la proliferación de la organización feminista en las mas distintas formas y sentidos: lo territorial, lo virtual y lo profesional. Los cruces y los cuestionamientos de nuestras prácticas cotidianas.


Nos quedamos, también, con la llegada de tantas personas que se sintieron interpeladas por las consignas de lucha, pero también por sus propias historias, que pudieron ser repensadas a la luz de las historias de otras.


Nos quedamos con la convicción de decir “personas con capacidad de gestar”, porque los pibes trans también abortan.


Nos quedamos con la potencia de las pibas que devinieron sujetas históricas de lucha. Ellas sobre quienes el laburo con la ESI abrió caminos, y desde donde los desafíos de los feminismos se potenciaron en aperturas. La revolución de las hijas o la cuarta ola, dijeron por ahí.  


Nos quedamos con todo ese desborde que hoy nos inunda de sensaciones. 


Nos quedamos con todo eso y más. Lo tomamos. Lo arrebatamos. Lo construimos.



Hace una semana, el mundo es un poco más justo por estas latitudes.

Hace una semana que la potencia de nuestros aprendizajes hace temblar tanto más allá, que ya no sabemos qué es horizonte y qué realidad.


Desborde que devendrá en transformaciones otras.


Se va a caer.

Lo estamos tirando.

Lo desbordamos.

Por eso, somos marea.


Pero también estamos armando juego.

Seguimos fantaseando.


Porque sujetas de derecho

y sujetas de deseo.


No queríamos sólo un derecho.

Queremos otros mundos también.

No sabemos para dónde vamos, exactamente.


Pero el camino es por acá.


Lo aseguramos, así con tanta claridad y convicción como que el aborto ya es ley. 


(Fotos: Lucía Prieto)

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